Hay dos eventos esta semana que pueden ser muy relevantes para los mercados financieros en México: (1) La inflación de julio; y (2) la decisión de política monetaria del Banco de México. Por un lado, el consenso de analistas -de acuerdo con la encuesta quincenal de Citibanamex-, para el cambio mensual del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) que dará a conocer el INEGI mañana, es de 0.47 por ciento. Asimismo, se anticipa una inflación subyacente mensual de 0.41 por ciento. Si se cumplen estos números, la inflación anual general observará una disminución de 5.06 por ciento en junio, a 4.77 por ciento en julio. Sin duda esta disminución será bienvenida tanto por la Junta de Gobierno del Banco de México, como por los participantes de los mercados financieros tanto locales, como globales. Sin embargo, en el caso de la inflación subyacente, la reducción será marginal, de 6.89 por ciento en junio, a 6.66 por ciento en julio. En este sentido, considero que es muy factible no solo que exista la posibilidad de que la reducción sea menor, sino de que inclusive si fuese la que anticipa el consenso de analistas, sea un ‘baño de realidad’ para los participantes de los mercados financieros de que el componente de la inflación que más tiene control la política monetaria -el subyacente-, esté disminuyendo a una muy baja velocidad.
Como comenté en este mismo espacio hace algunas semanas, la inflación ha bajado significativamente desde aquel 8.77 por ciento en la segunda quincena de agosto del año pasado a niveles por debajo de 6.00 por ciento. No obstante lo anterior, más de dos tercios de la caída se ha explicado por la disminución del componente no subyacente de la inflación. Es decir, por precios de productos y servicios que dependen más de precios internacionales o decisiones gubernamentales, que del ciclo económico de México y de la política monetaria (“Disminución de la inflación: bienvenida, pero insuficiente”, 11 de julio). Cuando el mercado ‘digiera’ este dato de inflación, es factible que los precios de los activos financieros relacionados a la política monetaria, como los bonos de corto plazo o los swaps de tasas de interés, descuenten menos recortes de la tasa de política monetaria para este año que por el momento son alrededor de 20 puntos base (o 0.20 puntos porcentuales).
Por otro lado, pasado mañana la Junta de Gobierno del Banco de México dará a conocer su decisión en torno a la política monetaria de nuestro país. El consenso de analistas anticipa que la Junta dejará la tasa de interés de referencia sin cambio en 11.25 por ciento. En mi opinión, además de que considero que la decisión será unánime, la atención se centrará en los mensajes que se incorporen al comunicado que acompaña la decisión. En este sentido considero que serán tres los aspectos más relevantes: (a) Algún mensaje sobre la posibilidad de recortes a la tasa de referencia, incluyendo las condiciones en las cuáles podrían ocurrir. En mi opinión, esto no va a ocurrir, pero la probabilidad no es tan baja debido a que dos de los cinco miembros de la Junta de Gobierno han discutido la posibilidad de llevar a cabo reducciones a la tasa de referencia bajo ciertas condiciones y eso se ha visto patente en las minutas de las dos reuniones pasadas; (b) la posibilidad de que el staff del Banco de México disminuya las proyecciones de inflación de Banxico, sobre todo las de inflación general. Anticipo que esto puede ocurrir para la inflación general, más no creo que ocurra para la subyacente que podrían inclusive elevarse, dado lo lento que se aprecia su caída; y (c) el balance de riesgos para la inflación que en el último comunicado se encontraba “sesgado hacia arriba”. Si bien anticipo que la Junta de Gobierno decida dejarlo sin cambio también, cualquier modificación podría enviar un mensaje importante a los participantes de los mercados financieros.
Así, parece que el comunicado podría ser prácticamente el mismo que el de la última reunión de política monetaria el pasado 22 de junio, con un cambio de fecha, claro está. Si la Junta de Gobierno quiere mantener su sesgo restrictivo, es decir, no modificar la tasa de referencia -que ya está en terreno restrictivo-, entonces no cambiar mucho el comunicado sería una buena forma de comunicarlo. Como he comentado en otras
ocasiones, considero que Banxico va a dejar la tasa de referencia sin cambio en 11.25 por ciento todo el año y que podría iniciar un ciclo de recorte de tasas a inicios de 2024. ¿Hay prisa por recortar la tasa? Realmente desde el punto de vista de Banxico, considero que no. Falta un tramo largo para que la inflación llegue al objetivo de 3.0 por ciento, la actividad económica lejos de estar desacelerándose, está creciendo todavía (“La economía mexicana continúa tomando vuelo”, 1 de agosto) y el mercado laboral se aprecia ‘apretado’ (i.e. con la tasa de desocupación más baja desde que INEGI publica este indicador). Adicionalmente el Banco de la Reserva Federal de los Estados Unidos (Fed) se encuentra en ‘modo restrictivo’ y existe alta probabilidad de que todavía continúe aumentando la tasa de fed funds. No creo que este último punto sea el más relevante, pero no creo que no sea importante. Lo que ocurre en el ambiente de los mercados financieros globales en torno a Latinoamérica es que los bancos centrales de Chile (BCCh) y de Brasil (BCB) ya iniciaron un ciclo de baja de tasas y además lo hicieron con magnitudes por arriba de lo anticipado. El BCCh recortó la tasa de referencia en 100 puntos base (pb), cuando se anticipaban solo 75pb y el BCB disminuyó la tasa en 50pb, en lugar de 25pb. Así, para los fondos de inversión es una señal de que “ahí viene la ola de baja de tasas en mercados emergentes”. Sin embargo, como he comentado con anterioridad, las circunstancias económicas de México son muy diferentes a las de nuestros países hermanos sudamericanos (“Banxico hace lo correcto (II)”, 11 de octubre, 2022).
Twitter: @G_Casillas
* El autor es Economista en Jefe para Latinoamérica del banco Barclays y miembro del Comité de Fechado de Ciclos de la Economía de México.