La Cuarta Transformación, sinécdoque contemporánea para describir en conjunto la trayectoria y actuación política de su líder y conductor, propietario, pontífice, mesías y dirigente nacional, se asienta fundamentalmente en una enorme roca cuya dureza es una simulación, una mentira: la honestidad. Es el valor más escaso.
Con apoyo en esa impostura a la cual se le agregaba en los tiempos de campaña el adjetivo valiente (honestidad valiente), se libraron las principales batallas. Pero detrás de cada una de ellas se solapó un enorme cúmulo de desviaciones legales, presupuestales; dádivas procedentes de las arcas públicas –ahí surge la relación con Marcelo Ebrard, por ejemplo, con el pago para retirar manifestantes tabasqueños—y así financiar indirectamente un movimiento opositor al cual se alimentaba por debajo del mantel para después entregarle la mesa entera, con todo y platos, cuchillos y pan.
La Honestidad de la Cuarta Transformación consiste en algo muy simple: toda acción es moralmente aceptable (no solo admisible, sino ejemplar, gloriosa, heroica), y hasta encomiable, si se realiza para desplazar la deshonestidad manifiesta de la corrupción del viejo régimen.
Y si en el camino se descubren o denuncian ilegalidades, peculados, desvío de fondos públicos o violaciones a la ley, esos hechos –se trata de financiamientos ilegales al partido, dinero de incierto origen, manejo del chantaje a empresarios, como en el muy visibilizado Caso Ahumada, por ejemplo, o cualquier variante de la transgresión (la campaña de Claudia Sheinbaum auspiciada desde el Palacio y financiada con fondos legislativos y del gobierno urbano, como otro caso), carecen de importancia porque no son sino maqui naciones orquestadas por la derecha clasista y racista, cuya finalidad es golpear al movimiento.
El caso más reciente, vergonzoso por los cuatro costados, es el plagio de la tesis profesional de la señora Yasmín Esquivel, quien como todos sabemos goza de nexos con el presidente de la República quien la propuso e impuso en la Suprema Corte de Justicia, gracias a su mayoría en el Senado, y ahora quiere hacerla presidente del tribunal constitucional, con el voto conjunto de ministros timoratos y sometidos. Quienes no lo son, tienen oportunidad de demostrarlo.
Cuando se le exhibe a la nación la inviabilidad moral de la señora para ocupar ese cargo (y hasta el actual), circunstancia prevista en la ley, el presidente invoca la pureza de su movimiento, la malévola intención de sus adversarios, la podredumbre de la derecha corrupta y clasista y racista además, y actúa en defensa de su protegida, sin empacho de mostrar su colaboracionismo judicial.
Estas son sus palabras. No dejan lugar a dudas.
“…El golpe a esta candidata también tiene que ver con nosotros, porque ya saben ustedes que si alguien se trastabilla y se afecta la rodilla (vaya tarabilla) nos echan la culpa a nosotros, porque sostienen que es la candidata de nosotros, cosa que no es cierto, porque nosotros no tenemos candidatos, porque a nosotros no nos corresponde elegir y porque nosotros somos respetuosos de la independencia del Poder Judicial.
“Pero ¿por qué suponen que la licenciada Yasmín es nuestra candidata?, porque ha actuado con mucha rectitud y ha apoyado nuestras incursiones (¿?) al Poder Judicial. Cuando todos estaban en contra de la ley eléctrica, ella defendió la postura nuestra; y todo lo que quieren declarar como inconstitucional, todo lo que presentamos, ella ha votado, junto con la ministra Loretta Ortiz ( su otra protegida), y muy poquitos, pero ella ha sido muy consecuente.
“Entonces, tienen miedo, mucho miedo los del conservadurismo, y sobre todos los transas, de que ella quede de presidenta (sic) porque es una mujer que está de acuerdo en la transformación del país.
“¿A quién quieren los conservadores? O como se decía antes, ¿de parte de quién es este golpe?, ¿a quién quieren? No me voy a meter en eso, nada más les voy a decir que quieren al ministro más rico de todos, a ese quieren de presidente.
“Pero qué bien que la UNAM va a resolver este asunto y se aclare, y ojalá y lo haga pronto, antes del día 2”.
Puestas así las cosas el régimen vuelve sobre sus pasos. Todo tiene una finalidad suprema: acabar con el pensamiento conservador. No importan los hechos periféricos. Lo fundamental es la transformación; no la legislación, no la Constitución. Nada.
EL REY
El pasado 25 de diciembre, el día de la Natividad, en previsión de lo inminente, escribí así en estas páginas:
“…He querido parafrasear aquella película de Roger Vadim, “…Y Dios creó a la mujer”, en cuyas escenas ansiosas nació para el cine, Brigitte Bardot, para decir: …Y Dios creó el futbol, cuando nació Pelé.
“Al menos eso quise entender cuando Pelé me dijo hace más de 50 años, poco después del mundial de México 70: mi manera de jugar es solamente una voluntad de Dios. Juego así porque él me dio esta forma de jugar. Fue mi regalo para la vida”.
Ahora, muerto el Rey del Fútbol, el relámpago columna vierne de todas las canchas del planeta, el tres veces ganador de la copa mundial, el globalizador del deporte, el embajador, el hombre cuerdo, sencillo y juicioso a pesar de cargar en la espalda la fama enorme de tantos años, solo queda decir unas pocas palabras.
A manera de homenaje pienso, donde haya un niño tras un balón, donde cualquier calle o patio o llano seco, se haga estadio y cualquier terregal sea una cancha de gozo y juego, estará Pelé para toda la vida.
Vivirá para siempre cada y cuando una pelota ruede con los sueños de un niño o los gritos de miles en un estadio.
Rafael Cardona