Nuevo récord de inflación en la zona euro. Eurostat anunció este viernes un incremento anual de los costes del 8,9 por ciento en julio, frente al 8,6 de junio.
Observando los principales componentes de la inflación, se espera que la energía tenga la tasa más alta, 39,7 por ciento, ligeramente inferior a la del mes anterior, seguida de los alimentos, el alcohol y el tabaco, con un 9,8 por ciento. Los bienes industriales no energéticos suben un 4,5 por ciento, y los servicios un 3,7.
Los países con mayores tasas de inflación son, una vez más, los bálticos: Estonia, Letonia y Lituania.
La economía de la eurozona, por su parte, creció entre abril y junio, con una expansión del 0,7 por ciento respecto al trimestre anterior. Pero la situación cambia dependiendo del país.
En Alemania, la economía se estancó en el segundo trimestre, y el país acaba de conseguir evitar una recesión técnica. El Producto Interior Bruto alemán no ha variado, tras crecer un 0,8 por ciento en los tres primeros meses del año. La inflación récord pesa sobre los consumidores y la industria.
«Tendrá que ver con lo que ocurra con los suministros de gas de Rusia», explica la asesora económica de CEBR, Vicky Price. «Esos son los asuntos que están preocupando a los mercados, y a Alemania en particular. Lo que va a pasar después ya lo asumen los pronosticadores, va a haber una caída del PIB en Alemania, y el resto de Europa probablemente la seguirá».
En Francia, la sombra de la recesión se ha ido disipando: tras un primer trimestre con el PIB cayendo, el país ha registrado un crecimiento neto del 0,5 por ciento en primavera.
La subida de los precios al consumo en Francia se aceleró de nuevo en julio hasta alcanzar el 6,8 por ciento en un año. Es la cifra más alta desde julio de 1985. Con todo, la guerra de Ucrania y la dependencia de Europa de la energía rusa mantienen muy vivo el riesgo de recesión.
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