POR LA ESPIRAL
Claudia Luna Palencia
@claudialunapale
¿Cuántas cabezas nucleares existen en el mundo al corte de 2017? Según datos fidedignos proporcionados por el Boletín de los Científicos Atómicos (en inglés Bulletin of the Atomic Scientists) a nivel global hay 9 mil 220 cabezas/ojivas nucleares.
Oficialmente son nueve los países que cuentan con esa capacidad de arsenal atómico-nuclear devastador lo suficientemente potente como para destruir seis veces el planeta Tierra.
Se trata de: Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, Francia, China, Israel, India, Pakistán y Corea del Norte; si en 1945 solo Estados Unidos poseía dos bombas atómicas, para 1950 la entonces URSS -hoy Rusia- reequilibró las fuerzas antagónicas con 5 bombas nucleares.
La peor década de acumulación global de arsenal atómico fue la de 1980 (con 55 mil 255 armas nucleares) en ese entonces el presidente republicano Ronald Reagan elaboró un programa económico basado en una rebaja fiscal, el proteccionismo económico y comercial así como un mayor gasto militar.
La llamada Guerra de las Galaxias de Reagan perfilaba un país protegido por numerosos satélites dotados con capacidad militar capaces de detectar cualquier amenaza aérea –y contrarrestarla- que uniera la nueva tecnología con la Inteligencia militar, tal y como quedó plasmado en la SDI (Strategic Defense Initiative).
Ahora la Unión Americana se apresura a un nuevo rearme. James Mattis, titular de Defensa de Estados Unidos, respaldó al presidente Donald Trump y el nuevo gasto militar (686 mil millones de dólares) revisable por el Congreso que permitirá “reforzar la supremacía” americana; así como su hegemonía y consolidar su zona de influencia.
En mente se tiene contar con mejores capacidades tecnológicas porque hoy en día las guerras no se gestionan únicamente en espacios de civiles, entre infraestructuras y con daños colaterales; también se libran con frenesí en Internet, la ciberguerra es una peligrosa y letal realidad.
A COLACIÓN
¿Qué quiere Estados Unidos? Una fuerza nuclear modernizada y utilizarla ante cualquier ataque aunque éste no sea nuclear y sin necesidad de pasar por advertencias disuasorias.
Simplemente usarla y punto. Así quedó reflejado en la más reciente Revisión de la Postura Nuclear 2018 (NPR, por sus siglas en inglés) en ella Trump ha dejado muy clara su disposición a usar las armas nucleares contra objetivos amenazantes… no nada más Corea del Norte.
El creciente riesgo lo explica con vehemencia Moisés Naim en un editorial de El País, para el escritor y analista internacional, “el NPR divulgado por el ministerio de Defensa rompe drásticamente con la continuidad que en este ámbito habían mantenido todos los presidentes estadunidenses durante casi medio siglo”.
Naim trae a colación que la posición común había sido la de disminuir el peso estratégico y el número de armas nucleares, “en cambio la nueva postura otorga más importancia a estas armas y aumenta la inversión en el arsenal nuclear y su diversificación”.
“El cambio más radical es que si bien en la NPR se afirma, como lo habían hecho todas las anteriores, que las armas nucleares solo serán usadas en circunstancias extremas, la postura de 2018 amplía la definición de cuáles son esas circunstancias extremas que justificarían un ataque nuclear”, opinó el experto.
¿Cuáles son? Incluye el anuncio de que podrían ser usadas contra enemigos que no dispongan de armas nucleares, además según argumentos de Naim, la nueva NPR propone la creación de nuevas bombas nucleares más pequeñas, más usables y de menor potencia explosiva.
“Un ejemplo sería la represalia nuclear contra quienes hayan llevado a cabo un masivo ataque cibernético contra la infraestructura física de Estados Unidos, la red eléctrica, telecomunicaciones, el sistema financiero, etcétera”, subrayó Naim.
En la consulta del documento referido a la nueva postura nuclear en manos del Pentágono, el texto es claro al destacar el resurgimiento de una “política de competencia por el poder” y en cuya disputa Estados Unidos debe poner especial atención a cuatro frentes: Rusia, China, Corea del Norte e Irán.
No han demorado las notas diplomáticas, tanto de Rusia como de China, quejándose por el trato de “casi enemigos” al equipararlos en el mismo nivel de peligro (y aversión) que Norcorea e Irán. Lo que Trump está avalando no tiene ningún carácter disuasorio es sine die una respuesta nuclear.
Directora de Conexión Hispanoamérica, economista experta en periodismo económico y escritora de temas internacionales