Según las últimas proyecciones que me fueron mostradas, ya con José Meade como candidato tricolor, las posibilidades de AMLO para obtener más votos en Veracruz crecieron. El ex Secretario de Hacienda deberá acelerar el paso en “tierras yunistas”.
No es que Meade no pueda ganar en Veracruz; tampoco es que la tenga imposible, pero cierto es que debe “trabajar la plaza”. La principal demanda en Veracruz pasa por resolver la inseguridad y combatir a los corruptos, en eso deben centrarse los presidenciables cuando vengan al estado.
A pesar de que buscaba otro lugar en la boleta electoral, Cuitláhuac García volverá a competir por la Gubernatura, así lo ordenó el líder de Morena. En su primera oportunidad, el pupilo de AMLO logró, para sorpresa de muchos, más de 800 mil votos. Nada mal para el debut del Movimiento en Veracruz.
El “peje” quiere de nuevo y cuando menos esos 800 mil votos, pero ahora hacia el objetivo presidencial. El tabasqueño sabe que sacando esos sufragios de Veracruz, aunado a lo que obtenga en CDMX, podría resolver parte de la elección por la “silla grande”.
Lo mismo ocurre con Meade, aunque de alguna manera, deberá partir de cero en el estado, lo cual no significa que sea misión imposible. Si el candidato priísta logra conectar con los veracruzanos en temas de seguridad, apoyo de cuerpos federales y combate a la corrupción, avanzaría en términos de percepción ciudadana.
La guerra en Veracruz rumbo a la Presidencial dista de la disputa por la Gubernatura. Mientras la elección entre los Yunes rojos y azules podría arrojar un ganador con cierta contundencia, la competencia por Los Pinos se antoja bastante más cerrada.
La clave para ganar Veracruz en términos presidenciales estará en el que logre comunicar, de manera creativa y efectiva, propuestas para disminuir la inseguridad y corrupción en el estado. El que lo consiga, caminará por terreno fértil. Ya veremos.
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