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Desaparecidas en la Morgue. Por Ramsés Ancira

Publicado por
José Cárdenas

Ramsés Ancira
Diario de un Reportero

 

Transmilenaria ha sido la desaparición de niñas y adolescentes, desde que ocurrieron en Ciudad Juárez los primeros feminicidios, a finales del sexenio de Carlos Salinas de Gortari, hasta los carpetazos en el de Enrique Peña Nieto, cuando siguiendo el ejemplo del caso de los 43, apenas se organizan las madres y padres de las desaparecidas, mágicamente aparecen nuevos huesos y prendas femeninas a ras de tierra, para justificar un trabajo de investigación que la Procuraduría General de la República nunca hizo, o por lo menos no tuvo resultados notables.
Dramatizaciones en tres películas, además de ocho documentales y media docena de novelas y obras de teatro inspiradas en estos hechos, precedieron al libro reportaje DESAPARECIDAS EN LA MORGUE, así, en mayúsculas, de la periodista Guadalupe Lizárraga. Este nuevo libro con el que se estrena la editorial Casa Fuerte sigue aportando nuevos enfoques, además de un estilo descriptivo, que bien podría llevar esta obra a ser texto obligatorio, lo mismo para posgrados de periodismo, que de letras hispánicas o técnicas de investigación policíaca.
Todos los lectores del libro del libro que conozco han coincidido con mi propia experiencia en que una vez iniciada la lectura de DESAPARECIDAS EN LA MORGUE es casi imposible abandonarla. Es como una novela negra, no como las de Agatha Christie, sino como las de Ellery Queen porque, al menos en la primera parte, lo más apasionante es seguir los pasos de la detective-periodista en la búsqueda de Brenda, la madre de Kevin, desaparecida cuando se dirigía a buscar trabajo en el centro de Ciudad Juárez.
Advertencia: La realidad de los hechos que se relatan a continuación puede ser tan cruda que perturbe severamente a los lectores más emotivos. Considere que no se trata de una novela de misterio sino de hechos reales y suspenda la lectura si lo cree necesario.
La de Brenda es la primera gota, la muestra de laboratorio de cientos de litros de sangre derramados por los pechos cercenados a mordidas, o mujeres salvajemente apuñaladas inmediatamente después de ser sexualmente violadas, para que no reconocieran a sus victimarios.
No todos los casos son iguales, en algunos se presume la acción de enfermos mentales y pandilleros, pero en otros, la mayoría, de tratantes de esclavas sexuales en bandas organizadas y con la probable participación de funcionarios públicos. Incluso uno de los personajes así lo confiesa.
En algunos casos las víctimas no desaparecieron de inmediato, se fueron desvaneciendo poco a poco, tras aparecer esporádicamente realizando espectáculos sexuales en bares de la frontera.
Las primeras víctimas fueron mujeres de 10 a 25 años de edad, pero al final lo fueron las propias madres y abogadas defensoras de derechos humanos, que abandonaron el país por la presión de funcionarios del gobierno de César Duarte.
De cada una de las 23 secciones que integran el contenido de DESAPARECIDAS EN LA MORGUE, se podrían escribir diversas reseñas o ensayos académicos, dependiendo de los intereses académicos de los lectores, sean estos profesionales del periodismo, del derecho, la práctica forense o la investigación criminal. No se piense por esto que hay que ser experto en cualquier disciplina científica para apreciarlo. El libro, todo, es una crónica de sucesos ocurridos entre 2008 y 2016, con mujeres protagonistas como víctimas, investigadoras, pero también victimarias.
La mayor parte de la crónica relata desapariciones ocurridas durante la presidencia de Felipe Calderón Hinojosa y en más de una docena de ellas existe un patrón sobre el transporte público que usaban las niñas y adolescentes desaparecidas.
También dentro del sexenio de Felipe Calderón fue grabado el video que muestra la masacre de más de 30 mujeres, en una residencia de un lugar llamado “Juaritos”, que nunca fue reconocida por la Procuraduría General de la República y en consecuencia no existe ninguna investigación sobre los responsables.
La desaparición de mujeres en Juárez inspiró una serie de televisión llamada The Bridge, estelarizada por Demian Bichir; pero en la vida real no se conoce un resultado objetivo de la colaboración policiaca internacional para resolver ninguno de al menos 200 feminicidios. Guadalupe Lizárraga logró esa colaboración e incluso se pudo identificar a uno de los presuntos responsables, pero no se llegó a las últimas consecuencias.
Al terminar la lectura del libro quisiéramos una segunda parte en que se resolvieran los misterios, o al menos algunos de ellos y se capturara a los verdaderos responsables. Las declaraciones ministeriales que se reproducen al final del libro dejan pocas esperanzas para ello. Un testigo cómplice dio todos los detalles de uno de los crímenes, pero al final y no complicarse para acabar rápido se le declara el único responsable.
¿La Procuraduría General de la República encabezada por el amigo de Enrique Peña Nieto es mejor que la de Calderón? Absolutamente no.
En la Ciudad de México hace unos días se presentó denuncia por horribles amenazas recibidas por correo electrónico y redes sociales en contra de la abogada Ivonne Carolina Flores Alcántara derivadas del expediente abierto en la PGR CI-FUVC/VC5/UI-1SD1134/12-2016. Ella misma pudo comprobar que el proveedor de Internet de la fuente de los insultos es el mismo que el del año pasado.
Hace por lo menos seis meses que la policía cibernética de la Procuraduría Capitalina recibió la información y no ha dado los resultados. En días recientes se reportó el crimen de una adolescente, estudiante de la Universidad La Salle, poco después de que fuera arrebatada a sus padres en la delegación Gustavo A. Madero.
Los crímenes de la frontera ya están aquí, en una de las capitales más grandes del mundo y las autoridades federales y locales siguen mostrando la misma ineptitud que las del siglo pasado.

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José Cárdenas