El correo electrónico que recibieron en la noche del pasado 16 de septiembre varias cadenas de supermercados, organizaciones de defensa del consumidor y la Policía, era escueto y preciso. El autor del mensaje amenazaba con envenenar alimentos para bebés y otros alimentos en las sucursales nacionales o extranjeras de las cadenas de supermercados Lidl, Aldi, Müller, Edeka, Norma y Rewe y las droguerías Rossmann y DM, si no recibía 10 millones de euros.
La amenaza se convirtió en una peligrosa realidad, cuando la policía descubrió cinco frascos de alimentos para bebés en varios supermercados de la ciudad de Friedrichshafen (en la frontera con Suiza y Austria) contaminados con etilenglicol, una sustancia incolora y con un ligero sabor azucarado, pero que puede causar serios daños en la salud del ser humano.
Cuando la Policía leyó el email inició un silencioso trabajo para descubrir los frascos envenenados sin causar alarma en la población. En varios supermercados vaciaron las estanterías y sometieron los frascos a pruebas de laboratorio. El resultado fue positivo, una realidad que convenció a la Fiscalía a poner en marcha un operativo que está causando inquietud en el país: pidió la colaboración de la población para descubrir al autor, o a los autores, del chantaje criminal.
Para facilitar la captura, la policía difundió un vídeo donde se puede ver a un hombre de unos 50 años, alto, delgado, vestido con una cazadora de cuero negra, pantalones negros, zapatos negros deportivos y con un gorro de color celeste. “El sospechoso llevaba lentes quizás para camuflarse”, señaló Uwe Stürmer, vicepresidente de la policía de Constanza, al dar a conocer las imágenes del hasta ahora principal sospecho del chantaje. “Se trata de criminales sin escrúpulos y tomamos muy en serio esta amenaza”.
El nerviosismo de la población, sobre todo en el Estado federado de Baden-Wurtemberg aumentó cuando un portavoz de la Policía admitió que el chantajista también había amenazado con envenenar otros 20 productos alimenticios. “No hay motivos para que cunda la histeria o el pánico, dijo el portavoz, quien sin quererlo, aumentó el nerviosismo de la población cuando dijo que en cada compra de frascos de alimentos había que comprobar si el bote de alimentos no estaba manipulado.
“Hay que comprobar que cuando se abre un bote se produzca el típico sonido que demuestras que el bote estaba cerrado al vacío”, dijo.
Hasta el viernes, la policía había recibido 650 llamadas telefónicas relacionadas con las imágenes del “sospechoso”, pero no hubo ningún anuncio sobre la detención del chantajista, que pide 10 millones de euros.
Fuente: El País