En su regreso al gabinete presidencial, ahora como secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray enfrentará dos retos inmediatos: encabezar las negociaciones de México con el futuro gobierno de Donald Trump en Estados Unidos y dar rumbo a la política exterior del país, coinciden especialistas en relaciones internacionales.
Videgaray fue nombrado canciller este miércoles, a dos semanas de que Trump asuma la presidencia de EU, el próximo 20 de enero. Durante las campañas rumbo a la Casa Blanca en 2016, a él se le atribuyó orquestar un encuentro en la Ciudad de México entre el entonces candidato del Partido Republicano y el presidente Enrique Peña Nieto.
Para el analista Gabriel Guerra Castellanos, tal hecho hacía previsible la llegada de Videgaray a la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), considerando que su antecesora, Claudia Ruiz Massieu, había mantenido “una postura muy frontal, muy directa en contra de la visita”.
“Es una cosa ya muy cantada y muy anunciada básicamente desde que ganó Donald Trump”, dice Guerra, quien expone que ahora el primer reto del canciller es construir una relación “fluida” con EU en temas como la migración, el comercio y la seguridad regional.
“(Debe) lograr que la nueva administración de Estados Unidos entienda que esta es una sociedad no de amor, sino de necesidad, eso es fundamental: que entiendan que lo que pasa en México, bueno o malo, afecta a Estados Unidos y que les conviene que a México le vaya bien”, señala en entrevista con Expansión.
Gustavo López Montiel, académico del Instituto Tecnológico de Monterrey (Itesm), coincide en que la Cancillería debe atender la relación con EU y conseguir que México tenga una posición fuerte para defender sus intereses.
Sin embargo, el analista va más allá y plantea que el reto del nuevo secretario es dar rumbo a la política exterior en su conjunto, pues considera que durante el gobierno de Peña Nieto la SRE ha dado bandazos sobre cuáles son sus prioridades.
“Cada uno de los secretarios ha planteado temas distintos. Por ejemplo, con Ruiz Massieu parecía una situación de política turística o bajo (José Antonio) Meade, que fue el primero, más bien se planteaba una multiplicidad de temas, pero no había o no hay todavía un objetivo en torno al cual la política exterior mexicana se oriente, y eso es una debilidad”, dice.
Videgaray es uno de los hombres más cercanos a Peña Nieto. Fue colaborador del presidente en su administración como gobernador del Estado de México (2005-2011), así como uno de los coordinadores de su campaña presidencial y, luego de las elecciones, en diciembre de 2012 se convirtió en secretario de Hacienda.
Renunció a ese cargo en septiembre pasado, justo en medio de la polémica que generó la reunión entre el presidente y Trump, y ahora regresa al gabinete presidencial.
La tarde del miércoles, durante su toma de posesión en la SRE, admitió que carece de experiencia en asuntos diplomáticos, aunque confió en que podrá dirigir la dependencia a pesar de las dificultades por las que atraviesa México.
“Vengo a aprender de ustedes (los funcionarios de la Cancillería) en un momento que nos necesita México, el reto es enorme, las amenazas están ahí”, dijo en su mensaje.
Al respecto, el académico José Luis León-Manríquez, de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), advierte que, si bien Videgaray y su círculo cercano salen fortalecidos políticamente con la designación, ahora encaran un desafío de grandes dimensiones que no empiezan con el pie derecho.
“La defensa de esta administración ante Estados Unidos ha sido una defensa muy tenue, muy tibia. El nombramiento de Videgaray no cambia esta situación”, dice León-Manríquez.
“Estamos, desde hace varios años, ante una Cancillería mexicana sumamente débil. Y este tipo de nombramientos, de personas inexpertas, la debilitan aún más”, concluye.
Fuente: Expansión