El jueves se llevó a cabo una ceremonia privada donde amigos y familiares cercanos se despidieron de Carrie Fisher y Debie Reynolds, madre e hija murieron con un día de diferencia a finales del 2016.
El viernes por la tarde, celebridades y amigos acudieron al cementerio Forest Lawn en Los Ángeles para depositar los restos de ambas actrices.
Durante la ceremonia en el cementerio, su hermano Todd Fisher fue captado con una urna con una forma bastante peculiar, una píldora de Prozac albergaba las cenizas de Carrie Fisher, quien siempre contó con un gran sentido del humor y habló abiertamente de su lucha contra la depresión.
Se trata de una antigua píldora de Prozac de porcelana, de los años cincuenta, que era una de las pertenencias favoritas de Carrie. La amaba, Billie y yo no pudimos encontrar nada apropiado y pensamos que esto le gustaría’, declaró Todd Fisher a The Hollywood Reporter.
El hermano de Carrie, Todd Fisher, reveló a un canal de TV que su madre le había estado ayudando con los arreglos del funeral de Carrie.
Desde la perspectiva de la familia, este es el destino de Debbie. No quería dejar a Carrie y no quería que estuviera sola», dijo. «Ella no murió de un corazón roto. Sólo se fue para estar con Carrie”, aseguró.
Explicó que la muerte de su madre se dio de forma muy pacífica. «Ella me dijo que realmente quería estar con Carrie. En esas palabras precisas, y a los 15 minutos de esa conversación, se desvaneció. Dentro de 30 minutos, técnicamente se había ido», compartió.
Mi madre, si alguien, tenía una manera de hacer eso, y yo lo vi pasar frente a mi cara. Estaba en su cama con ella, y la vi irse con Carrie”, añadió.
Fisher murió a los 60 años el 28 de diciembre después de sufrir un paro cardiaco en un vuelo de Londres a Los Ángeles, mientras que Debbie Reynolds lo hizo el 29 de diciembre a los 84 años.