Una política agraria integral, que buscaba erradicar la pobreza rural extrema y la disminución en un 50 por ciento de la pobreza en el campo en un plazo de 10 años, y el desarrollo de una agricultura campesina, familiar y comunitaria.
Un acuerdo de participación política que buscaba ampliar la democracia como camino para tramitar los conflictos de manera pacífica y el rompimiento definitivo del vínculo entre la política y las armas, mediante una cultura de reconciliación, convivencia, tolerancia y no estigmatización.
Un acuerdo sobre el fin del conflicto, que había dado paso a un cese del fuego y de las hostilidades bilateral y definitivo, así como a un cronograma para la dejación de las armas en 180 días y el inicio de la reincorporación de los rebeldes a la vida civil.
Un acuerdo para la lucha integral contra las drogas, que promovería la sustitución voluntaria de los cultivos ilícitos y la trasformación de los territorios afectados, priorizaría un enfoque de salud pública en el tema del consumo, e intensificaría la lucha contra el narcotráfico.
Un Sistema Integral de Justicia y No Repetición, con mecanismos judiciales y extrajudiciales que buscaban la mayor satisfacción posible de los derechos de las víctimas.
La reconversión de las FARC en partido político, un punto que fue acordado la semana anterior en la última Conferencia Guerrillera de la organización armada.
Fuente: Excélsior