Un rasgo de Donald Trump, el candidato republicano a la Casa Blanca, es que, cuando alguien discrepa de él, la venganza es inmediata. Este fin de semana, ha reaccionado con insinuaciones malévolas y expresiones de egolatría a las críticas formuladas por la familia del capitán Humayun Khan, muerto en Irak en 2004.
En la convención demócrata, que terminó el jueves en Filadelfia, el padre del soldado Khan pronunció un discurso, con su mujer al lado, en el que celebró el patriotismo de su hijo, inmigrante musulmán. También cuestionó que Trump hubiese sacrificado nada por el país que quiere presidir, y que hubiese leído su Constitución.
Trump, en varias entrevistas, ha señalado que en la convención sólo habló Khizr Khan, el padre del soldado, pero no la madre. De las palabras del candidato del Partido Republicano se desprende que la madre, Ghazala Khan, callaba, porque, al ser musulmana, no se le habría permitido hablar.
Una de las propuestas estrella de Trump en esta campaña es suspender la entrada a EE UU de musulmanes. Medidas como esta no habría permitido la entrada de la familia Khan, de origen pakistaní, a EU, y el sacrificio último de su hijo en la guerra.
“Si usted mira a la mujer, estaba allí de pie. No tenía nada que decir. Probablemente, quizá, no se le permitió hablar. Ya me dirás”, dijo Trump en la cadena ABC. El candidato repite la insinuación en otra entrevista con The New York Times.
La insinuación es infundada. Ghazala Khan ha hablado en entrevistas televisivas y ha publicado un artículo en The Washington Post titulado Trump criticó mi silencio. No sabe nada del sacrificio verdadero. Khan explica que en un escenario en el que se proyectaba la imagen de su hijo —ante los miles de delegados, periodistas e invitados en la convención de Filadelfia, y ante millones de televidentes— ella no se veía capaz de hablar sin contener la emoción.
Khizr Khan dijo este domingo en la cadena CNN que los líderes republicanos en Washington —el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan; y el líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell—tienen «la obligación moral, ética de no preocuparse por los votos y repudiarle, retirarle el apoyo».
En un comunicado, Ryan rechazó la propuesta de Trump para vetar la entrada a los musulmanes y dijo que el sacrificio del capitán Khan y su familia «siempre debería ser honrado». «Y punto», añadió. Ryan no menciona a Trump, cuya candidatura apoya.
“Sólo hay una manera de hablar sobre padres Gold Star [estrella dorada: padres de muertos en el campo de batalla]: con honor y respeto. El capitán Khan es un héroe. Juntos, deberíamos rezar por su familia”, escribió en la red social Twitter el republicano John Kasich, gobernador de Ohio y uno de los rivales derrotados por Trump en las primarias del Partido Republicano.
En la entrevista con la cadena ABC, el periodista, George Stephanopoulos, pregunta a Trump por las palabras del padre del soldado, Khizr Khan, acusándole de no haber sacrificado nada y a nadie, Trump responde con especulando con que los “escribas de Hillary [Clinton, la candidata demócrata a las elecciones presidenciales de noviembre]” redactaron la frase.
Cuando Stephanopoulos insiste en preguntarle a Trump qué sacrificios ha hecho él por EE UU, Trump exhibe sus «enormes éxitos». «Creo que he hecho muchos sacrificios», dice. «Trabajo muy, muy duro. He creado miles y miles de empleos, decenas de miles de empleos, he construido grandes estructuras. He tenido enormes éxitos. Creo que he hecho mucho». Después añade que ha recaudado dinero para excombatientes y que ha ayudado a construir un memorial por Vietnam en Manhattan.
«Donald Trump dice que ha hecho muchos sacrificios», escribe Ghazala Khan en el Post. «No sabe qué significa la palabra sacrificio».
Las reacciones a la última controversia de Trump dan la medida de la complejidad del fenómeno.
Para un candidato a la presidencia de EE UU, enfrentarse como hace Trump a la familia de un soldado caído en la guerra era hasta hoy un tabú. Pero con Trump los precedentes no funcionan. Trump agita la islamofobia y sabe que el mensaje funciona en una parte de su electorado. Algunos ven en las reacciones indignadas a cada declaración suya una confirmación de que las élites viven pendientes de lo políticamente correcto y no de los problemas reales del país.
Los líderes del Partido Republicano, que la semana pasada arroparon a Trump en su nominación en la convención de Cleveland, han reaccionado con silencio o críticas tímidas. Aunque sin entusiasmo, resignados e incómodos, le apoyan en la campaña contra Clinton.
Y los críticos de Trump —los demócratas y sus simpatizantes, por supuesto, pero todavía más los conservadores horrorizados ante un candidato como él— creen que el nuevo episodio cruza una línea roja, otra más. Un nuevo tabú. Quizá la gota que colme el vaso. Quizá la salida de tono que, en los deseos hasta ahora incumplidos de sus detractores, despierte definitivamente las conciencias y defina con claridad la imagen de Donald Trump como la de un hombre sin el temperamento adecuado para ser comandante en jefe.
Fuente: El País