Es apenas el segundo campeonato de los Reales, que se habían coronado anteriormente en 1985. Kansas City había perdido la Serie Mundial del año pasado en siete juegos contra los Gigantes de San Francisco.
Uno de los héroes de la noche fue el puertorriqueño Christian Colón, quien entró como bateador emergente en la parte alta de la entrada 12, con el marcador empate 2-2, un out, y con Jarrod Dyson en tercera base. Era el primer turno de Colón en toda la postemporada.
Con nervios de acero, el cayeyano Colón bateó un lanzamiento de Addison Reed al jardín central-izquierdo que trajo al plato a Dyson para ventaja de 3-2. Luego, Colón anotó una carrera en un doble de Alcides Escobar que puso la pizarra, 4-2.
Para poner los clavos finales en el ataúd de los Mets, Lorenzo Cain bateó un doble con las bases llenas que trajo las tres carreras al plato y los Reales aumentaron su ventaja a 7-2.
Los Mets parecían destinados a ganar, anclados en una espectacular actuación del abridor Matt Harvey. Nueva York entró a la novena entrada con ventaja de 2-0, pero Kansas City se negó a morir temprano. Eric Hosmer conectó un doble impulsor ante Harvey, quien había lucido imbateable en todo el encuentro. El dirigente de los Mets, Terry Collins, optó por traer al cerrador Jeurys Familia para conseguir los últimos tres outs sin conceder más daño, pero no fue posible.
Con Hosmer en tercera base y uno fuera, Salvador Pérez bateó una roleta a tercera, y el antesalista David Wright optó por tirar a primera base. En ese mismo instante, Hosmer emprendió el camino al plato, y el primera base Lucas Duda realizó un tiro muy abierto que no pudo atrapar el receptor Travis d’Arnaud.
Con el partido igualado, 2-2, los Mets fallaron en la parte baja de la novena y fueron necesarias entradas extras.
Por los Reales, el boricua Alex Ríos se fue de 3-0 con un ponche.
Fuente: Primerahora