Por Bolivar Roblero
En el Siglo XIX el honor era cosa sumamente apreciada, bastaba un ligero bofetón en el rostro, e incluso el roce de un guante sobre la mejilla, para que el golpeado se considerara “ofendido y demandara una satisfacción al ofensor”, se acordaba entonces la nominación de un padrino, encargado primero de acordar lugar, fecha y hora, para que los contendientes dirimieran sus diferencias en el “campo del honor”; su segunda tarea era comprobar que el duelo se realizaba en igualdad de condiciones, y finalmente si su ahijado fallecía encargarse de sus restos y confirmar a las autoridades que no había nada ilegal en la muerte.
En el romántico Paris del siglo antepasado, ocurrió uno de estos duelos célebres por la forma en que se llevó a cabo: Monsieur LE PIQUÉ se enfrentó contra Monsieur GRANDPRÉ en un inusual “Duelo en la Alturas”; ambos personajes enamorados de Mademoiselle TIREVIT, una cantante de la Ópera de París, decidieron poner fin a sus diferencias de una forma gallarda y poco ortodoxa: ordenaron la construcción de dos globos aerostáticos, acordaron elevarse al mismo tiempo y al alcanzar los 50 metros de altura, el ofendido LE PIQUE tenía derecho de disparar primero para intentar derribar al globo de su oponente, pero erró el tiro, cuando le tocó el turno a GRANDPRÉ, éste acertó por lo que la aeronave del rival se desinfló precipitándose a tierra, provocando la muerte no sólo de LE PIQUÉ, sino también de su padrino. GRANDPRÉ y su padrino descendieron sanos y salvos y este pudo refugiarse en los brazos de Mademoiselle TIREVIT; así lo comentaron los periódicos parisinos de aquella época en lo que la conseja popular comenzó a llamar “El duelo en las alturas”.
Emulando a los señores LEPIQUÉ y GRANDPRÉ, disputándose los “amores” de la Señora VICTORIA, vimos un “tiroteo aéreo” entre los señores DREW BREES Y ELY MANNING el domingo pasado en el NUEVA ORLEANS, cada uno se dedicó a despedazar la defensa rival orquestando avances que terminaron casi todos en las diagonales, comenzó el Señor MANNING con un pase a BECKHAM Jr., la respuesta de BREES fueron dos series que le redituaron 14 puntos a los SANTOS; para el final de la primera mitad, BREESE ya se había despachado 4 pases de touchdown y MANNING 3, con el marcados 28 a 21 se fueron al descanso. Arrancando el tercer cuarto, Gigantes emparejó los cartones a 28, SANTOS se repuso de la sorpresa y volvió a incrementar su ventaja con dos series consecutivas poniendo un lapidario 42 a 28 en su favor, pero MANNING no bajó los brazos, todo lo contrario elevó su nivel y empezando el último cuarto, comandó dos series ofensivas que terminaron ambas en las diagonales para volver a emparejar el marcador en un “improbable” 42-42, pero no se detuvo ahí, todavía comando una siguiente ofensiva, en la que GIGANTES se ponía al frente con menos de 3 minutos por jugar, BREES tomó la ofensiva y en menos de dos minutos recorrió 80 yardas para volver a empatar ahora a 49 puntos.
En la última jugada del partido, cuando al reloj solo “restaban 5 segundos de vida” KAI FORBATH, pateador de lugar de los SANTOS colocó el balón entre los postes desde la yarda 40 para anotar un gol de campo que le dío la victoria a BREES y sus Santos 52 a 49, ante MANNING y sus Gigantes, que se negaban a morir.
Fue sin duda una batalla épica, como pocas veces hemos visto en la NFL, baste señalar que BREES es apenas el 7º. QB en anotar 7 touchdowns por pase en un mismo partido (desde 1969 no se habían anotado 13 touchdowns por pase entre los dos equipos), el marcador alcanzado al final de juego, de 101 puntos, es el tercero más abultado de toda la historia de la NFL, apenas debajo de aquél memorable WASHINGTON vs. NUEVA YORK de 1966 en el que los PIELEROJAS les anotaron 72 puntos a estos mismos GIGANTES, que “sólo” pudieron anotar 41 puntos. Un poco más cerca, en el tiempo y en lo abultado del marcador aquel otro partido, del 2004 entre CINCINNATI Y CLEVELAND que terminó con una victoria de los Bengalíes por 58 a 48. Sólo había otro partido en dónde se habían anotado 101 puntos entre los dos equipos, ocurrido en 1963 cuando en aquella ocasión RIDERS de Oakland recibió a OILERS de Houston, a los que terminó derrotando con idéntico marcador de 52 a 49.
Este domingo, BREES y MANNING colocaron su nombre en los anales de la NFL al protagonizar, como lo hicieran en el siglo XIX LEPIQUÉ y GRANDPRÉ, un emotivo “duelo en las alturas”.