Cuando el papa Francisco llegue por primera vez de visita oficial a Estados Unidos, tendrá una bienvenida como pocos líderes mundiales han tenido: será recibido por el propio presidente Barack Obama apenas baje del avión papal.
El gesto extraordinario, el 22 de septiembre, marcará el inicio de la pompa y esplendor que Washington exhibirá para dar la bienvenida al popular líder de mil 200 millones de católicos en el mundo.
Al día siguiente Francisco será apenas el tercer papa que haya visitado la Casa Blanca. Será recibido como la mayoría de los jefes de Estado en la residencia presidencial: su automóvil recorrerá lentamente el camino de entrada del Jardín Sur hasta el lugar donde se desplegará una alfombra roja y donde Obama y su esposa, Michelle, lo estarán esperando.
Miles de invitados, entre ellos muchos católicos, estarán reunidos en el jardín para recibir a Francisco.
Al igual que millones de estadunidenses, estoy muy ansioso por dar la bienvenida al papa Francisco a Estados Unidos», dijo Obama este año.
Francisco ha mostrado poco interés en el protocolo y de la parafernalia durante su papado. Ha evitado tanto el elegante apartamento papal como las caravanas motorizadas, por ejemplo, pero cuando se trata de la etiqueta diplomática que organizan sus anfitriones, él es respetuoso de sus tradiciones.
Poco después de llegar al Jardín Sur, se rendirán honores militares -que incluyen un saludo con 21 armas y miembros de banda vestidos con atuendo colonial- y se interpretarán los himnos de Estados Unidos y el Vaticano.
Obama dará la bienvenida al Papa con un discurso, al que responderá Francisco. A continuación, ambos ingresarán a la Casa Blanca y reaparecerán momentáneamente en un balcón.
En el interior, Francisco firmará el libro oficial de invitados. Ambos intercambiarán regalos y luego sostendrán una reunión privada en la Oficina Oval.
Francisco, quien llegará a Washington proveniente de Cuba, también hablará ante el pleno del Congreso de Estados Unidos, el primer Papa en hacerlo.
El Papa planea visitar Nueva York y Filadelfia antes de regresar al Vaticano.
Fuente: Excélsior