Las piezas fueron adquiridas en «una especie de peregrinación» a través de México, Perú, Argentina, Rusia, Bélgica, Alemania e incluso China.
Una caravana de doce camellos en el ojo de una aguja, una minúscula Torre Eiffel sobre la semilla de una amapola o el taller de Gepetto dentro de la cáscara de un pistacho, son algunas de las miniaturas o microminiaturas que sorprenden al visitante de Micromundi, el mayor museo de Europa en su género.
Ser el mayor museo de miniaturas de Europa es fruto del reto que el joyero catalán Lluís Carreras se planteó hace ahora ocho años, dijo a Efe.
Carreras fue comprando piezas minúsculas. Emprendió «una especie de peregrinación» a través de México, Perú, Argentina, Rusia, Bélgica, Alemania e incluso China, para encargar obras únicas a los artistas más reputados, cuya media de edad supera los 50 años y que no viven de sus miniaturas.
Carreras escogió 2,000 miniaturas para empezar una colección que en ocho años se ha más que doblado y ya alcanza las 5,000 piezas, con lo que Micromundi se ha consolidado como el mayor museo de miniaturas Europa.
Fuente: Excélsior