Visto desde cualquier ángulo, la salida de Lázaro Cárdenas del grupo cercano al presidente López Obrador, aun con las edulcoradas apreciaciones del expulsor, es simplemente el fin del cardenismo. Y no tanto por la decisión Ejecutiva sino porque ya no queda nadie para representarlo.
El señor ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, ya de plano en la vejez, no tiene –o tenía–, mayor vigencia excepto su prestigio nacional y su autoridad política (no moral, porque no hablamos de ética sino de cosa pública), los cuales se vieron mermados por la condena presidencial. Actuar en ese grupo lo convertía automáticamente en un adversario de Andrés Manuel.
En ese tiempo –hace apenas un mes y días–, Lázaro era un subordinado directo y cercano del Presidente. El ingeniero se echó para atrás y renegó de su participación en el grupo “Mexicolectivo”, un grupo cuya muerte ocurrió al momento de nacer. Hoy ya no queda nada.
Releo este estudio de la Universidad estadounidense de Indiana:
“…El 6 de julio de 1997, Cuauhtémoc Cárdenas, fundador y líder del Partido de la Revolución Democrática (PRD), consiguió una victoria arrolladora en las elecciones del nuevo Jefe de Gobierno del Distrito Federal.
“El nuevo status de Cárdenas como líder de la ciudad más grande del mundo, así como los grandes logros del PRD en las elecciones parlamentarias, han dado lugar a preguntas importantes sobre los orígenes de su fuerza política.
“Después de todo, ¿a qué debemos el triunfo de Cuauhtémoc Cárdenas y su partido?
“Se pueden aducir, al menos, tres razones: 1) la capacidad política, los programas y las bases de apoyo que Cuauhtémoc Cárdenas ha desarrollado; 2) el hecho de que la gente identifique a su padre, el ex presidente Lázaro Cárdenas (1934-1940), con el cenit de un proyecto revolucionario popular; y 3) el desgaste del modelo político corporativista que, aunque parezca irónico, Lázaro Cárdenas legó al Estado mexicano.
“No existe la menor duda de que estos elementos contribuyeron, en alguna medida, a esta reciente victoria, y nuestro propósito no es estudiar por separado estos elementos.
“Sin embargo, nos gustaría analizar los testimonios y las pruebas que existen de que el legado popular de la época cardenista ha servido de gran apoyo a su hijo y al PRD.1
Sin duda, México ha buscado un proyecto nacional unificador como alternativa ante los efectos fragmentarios y polarizantes de la reciente hegemonía neoliberal.
“Esta búsqueda, aunada a la gran popularidad de Cuauhtémoc Cárdenas y su partido, ha generado un nuevo interés en las raíces de este fenómeno simbólico y político que se ha denominado cardenismo. Entonces, no resulta sorprendente que los historiadores y los científicos sociales hayan dirigido su atención al proyecto que Lázaro Cárdenas intentó llevar a cabo….
“…En esta proliferación de trabajos acerca del cardenismo subyace una inquietud sobre cómo ha evolucionado el modelo político mexicano y sobre si la experiencia del cardenismo puede llegar a iluminar la confusión actual que existe, en términos políticos y económicos, no sólo en México, sino en toda Latinoamérica…
“En conjunto, los autores (Daniela Spenser y Bradley A. Levinson) nos permiten analizar el cardenismo desde distintos niveles organizacionales y temporales: desde la biografía de un solo individuo a través de la institucionalización y la cristalización de los compromisos ideológicos que surgen a partir de esta biografía, la formación de alianzas y proyectos, la historia social de la política y la práctica a niveles local y regional, que se representan de diferentes maneras, más matizados, desafiados y reformulados, hasta las expresiones y elaboraciones contemporáneas de una filosofía social y un proyecto político duraderos…”
Pues ni tan duraderos.
MANOLO
El priista de origen, y aliancista por necesidad, Manolo Jiménez, con buenas credenciales como alcalde de Saltillo rindió protesta como candidato del Partido Acción Nacional al gobierno de Coahuila, y en los términos de la ley, lo hará esta semana entrante, como abanderado del Partido de la Revolución Democrática, fundado, casualmente, por Cuauhtémoc Cárdenas.
Jiménez avanza.
Rafael Cardona