El papa Francisco inauguró hoy la Cuaresma con los ritos del Miércoles de Ceniza y, además, envió a cientos de sacerdotes a todos los rincones del mundo para absolver los pecados de los fieles, incluso los considerados más graves por la Iglesia católica como el aborto.
La basílica de San Pedro acogió hoy la misa del Miércoles de Ceniza, que tradicionalmente se ha celebrado en el monte del Aventino, y durante esta ceremonia, el Papa otorgó el mandato a estos sacerdotes para viajar por las diócesis de todo el mundo.
Se trata de los «misioneros de la misericordia» y constituyen una de las principales novedades del Año Santo Extraordinario en curso: más de mil sacerdotes que serán enviados a todos los rincones del mundo para confesar y absolver los pecados de los fieles.
Hoy acudieron a la misa alrededor de setecientos, según informó la Santa Sede, y a ellos se dirigió el pontífice durante su homilía, en la que les recomendó ayudar a los fieles «a abrir las puertas del corazón, superar la vergüenza y no huir de la luz».
El pontífice les concedió la facultad de absolver los pecados, incluidos los reservados a la Sede Apostólica, es decir aquellos que sólo puede perdonar el Papa o los organismos designados por la Santa Sede.
Estos son los que implican la excomunión «latae sententiae» (automática) y son «apostasía, herejía, cisma, profanación de la Eucaristía; atentado o violencia física contra el Papa o la ordenación de obispos».
Los misioneros también podrán absolver el pecado del aborto, algo que hasta ahora sólo podían hacer el papa y los obispos, y su misión durará hasta que concluya este periodo jubilar, el próximo 20 de noviembre.
Por otro lado el pontífice inauguró hoy la Cuaresma, el periodo en que los católicos se preparan espiritualmente para la Pascua y en el que recomendó seguir «tres medicinas que curan el pecado»: la oración, la caridad y el ayuno.
Fuente: Excélsior