En el marco de las reuniones de primavera del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, lanzó una fuerte advertencia: la cooperación del país con estos organismos no será incondicional si continúan desviándose de sus misiones originales.
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Durante un foro del Instituto de Finanzas Internacionales, Bessent señaló que la administración de Donald Trump está dispuesta a colaborar, pero exigió que ambas instituciones “den un paso atrás en sus agendas dispersas” que, según él, han mermado su eficacia.
Criticó al FMI por centrarse excesivamente en temas sociales, de género y cambio climático, argumentando que estos no forman parte de su mandato, el cual debería estar enfocado en asuntos macroeconómicos y estabilidad financiera global. Además, exigió una postura más firme contra países con políticas monetarias distorsionadas, como China, y un retorno a la práctica de otorgar préstamos temporales y responsables.
Con respecto al Banco Mundial, Bessent reclamó un uso más eficiente de los recursos y cuestionó su desempeño actual, al que calificó de estar “centrado en palabras de moda” sin compromisos reales. Subrayó que el organismo fue creado para apoyar el desarrollo económico, reducir la pobreza y promover la inversión privada.
También expresó su respaldo al presidente del BM, Ajay Banga, por su intención de levantar el veto a la financiación de energía nuclear, y afirmó que el Banco debe ser tecnológicamente neutral, priorizando la asequibilidad energética, incluso si esto significa invertir en combustibles fósiles como el gas.
Finalmente, Bessent cuestionó el estatus de China como país en desarrollo dentro de estos organismos y pidió a los aliados de EE. UU. reorientar el sistema financiero internacional de forma conjunta. “‘EE. UU. primero’ no significa EE. UU. en solitario”, concluyó.