Después de casi cuatro décadas de espera, el caso del asesinato del agente de la DEA, Enrique “Kiki” Camarena, da un giro inesperado. Con la reciente extradición de Rafael Caro Quintero a Estados Unidos, su hijo, Enrique Camarena Jr., ha decidido enviar un poderoso mensaje: las mismas esposas que su padre usó como agente antidrogas serán colocadas en las muñecas del hombre señalado como su asesino.
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El juez Camarena Jr. entregó las esposas a Steve Paris, exagente de la DEA que participó en la “Operación Leyenda”, la mayor investigación sobre el asesinato de un agente estadounidense. Paris será el encargado de llevarlas a Nueva York, donde Caro Quintero enfrentará la justicia.
Este acontecimiento no solo representa un acto de justicia personal, sino también el cierre de un capítulo que marcó la historia del combate al narcotráfico. El asesinato de Kiki Camarena en 1985, tras ser descubierto mientras operaba encubierto dentro del Cártel de Guadalajara, desató una crisis entre México y Estados Unidos.