Sobre la marcha
En este 2024 y viviendo la cotidianidad de cada uno, México se marca tres fechas históricas, 2 de junio, 15 de agosto y un primero de octubre por venir.
El contundente triunfo de una mujer en la contienda democrática por la presidencia, la entrega de una constancia judicial que la ha convertido en Presidenta electa sumando el martes primero de octubre, antes del mediodía, la ceremonia oficial de traspaso del Poder Ejecutivo de López Obrador a Claudia Sheinbaum.
Lo ocurrido ayer en la sede del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, zanja mitos y despeja dudas. México será gobernado por una mujer, el patriarcado, como dique cultural fáctico que perfilaba imposible el arribo de una mujer a la Silla del Águila, cayó.
Al asumirse presidenta electa, Claudia Sheinbaum pronunció palabras mayores:
“No me voy a distanciar de AMLO… es un honor estar con Obrador”.
Contra los usos y costumbres del priato tardío, la continuidad en la 4T no requirió ritos y sacrificios penales. La presidenta electa está cómoda con el inquilino de Palacio Nacional, sus compromisos y cuotas transitan sin menoscabo de su poder. Y su diálogo.
Quienes la imaginan dependiente, salvo que se deslinde de su patrocinador, vuelven a perder. Sin deslinde es capaz de imponer su marca al margen de modernos íconos como son las conferencias mañaneras o el apoyo a obras públicas emblemáticas de López Obrador.
Tampoco le va a declarar la guerra intestina al narco y a la delincuencia que asolan el País. Sin embargo, tan solo por el perfil y cercanía del próximo Secretario de Seguridad Federal, habrá un abordaje distinto al de los abrazos, no balazos.
Entre los extremos de este siglo, entre un mandatario panista uniformado que proclamó una guerra sin éxito, y el comandante supremo moreno que militarizó la seguridad pública, el sexenio de Claudia Sheinbaum deberá encontrar una estrategia híbrida que ataque causas y ataje la pérdida de territorios e instituciones a manos de una delincuencia que, entre PAN, PRI y Morena en el poder, ha extendido su imperio meta legal.
Más:
“El 2 de junio México plasmó dos mandatos, es tiempo de transformación y de mujeres”.
En el Teatro Metropolitan, la presidenta electa habló de una economía moral, social, comprometida con los que menos tienen que son la mayoría en este País mal acostumbrado a la desigualdad que una visión de mercado impone cuando captura al Estado.
Pero ahí también perfila un sello propio. Con un gabinete donde la impericia no se subsana solo con lealtad. Perfiles consistentes con una estructura y lógica científica, más que el dogma de fe como eje vertebrador de políticas públicas de precaria eficacia.
A la capacidad técnica y política se suma su género y eso, es ya un mensaje poderoso que transformará la visión de nosotros mismos en el futuro de generaciones a las que trabajo les costará imaginar una Nación no paritaria. Enhorabuena.
Periodista, director de Emisoras Habladas en Radiópolis.