Las acciones concertadas para salvar a los bancos son un arma de doble filo en los mercados financieros. Por un lado, se supone que brindan seguridad y tranquilidad. Por otro, indican que algo arde, y al rojo vivo. Este fin de semana, con una maratónica reunión de crisis tras otra, se trató de extinguir un fuego latente en torno al tradicional banco suizo en crisis Credit Suisse: finalmente, se llegó a un acuerdo sobre su adquisición por parte de su mayor rival, UBS. Precio de compra: unos tres mil millones de francos suizos. Así se puso fin a los temores sobre el futuro de Credit Suisse. Pero el humo aún no se disipa.
En la bolsa de valores de Fráncfort, la semana abrió con una caída en picado. Las acciones de los alemanes Commerzbank y Deutsche Bank siguieron bajo fuerte presión. Las del Deutsche Bank perdieron temporalmente casi un 10% de su valor en la mañana. Antes, cayó el índice Nikkei japonés y otros índices en Asia. La semana pasada, el índice bursátil alemán DAX cayó más del cuatro por ciento: fue la peor semana en el mercado de valores desde junio pasado. En el transcurso del día, el DAX se recuperó y también las acciones bancarias pudieron al menos limitar sus pérdidas.
El nerviosismo es palpable. Aunque el banco central suizo, el Gobierno y los bancos acordaran la compra de emergencia por parte de UBS justo para evitar más incertidumbre en los mercados financieros. El acuerdo está asegurado por numerosas medidas de apoyo: UBS es responsable de posibles pérdidas de hasta cinco mil millones de francos. El Estado ha dado una garantía de pérdida de nueve mil millones de francos suizos. Y el banco central suizo otorga garantías de liquidez por un monto de hasta 200 mil millones de francos suizos.
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Otros bancos centrales dieron la bienvenida a las medidas. La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, y el presidente de la Reserva Federal estadounidense (Fed), Jerome Powell, elogiaron al Gobierno de Berna y a las demás partes involucradas por su rápida intervención. Tanto Lagarde como Powell consideran que el panorama bancario en sus regiones es resistente y que los bancos a ambos lados del Atlántico tienen suficiente capital y liquidez.
Sobre Europa, Hans-Peter Burghof, profesor de servicios bancarios y financieros de la Universidad de Hohenheim, en Alemania, coincide. «Credit Suisse es la más débil de las grandes instituciones de Europa», opina. Además, «escucho noticias bastante positivas del sector bancario. Vemos que particularmente los grandes bancos alemanes están logrando resultados decentes, se están beneficiando de las tasas de interés más altas. No tengo información de que tengan grandes problemas.»
Sin embargo, las líneas telefónicas de los bancos centrales de todo el mundo no pararon el fin de semana. El BCE, la Fed y otros bancos centrales anunciaron un movimiento coordinado para facilitar operaciones en dólares, intentando calmar a los mercados.
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Que los bancos centrales vuelvan a estar en el centro de este rescate de emergencia se explica por sí mismo: su fuerte subida de tipos de interés de los últimos meses -impulsada para combatir la inflación- ha empujado a la baja los precios de los bonos estatales.
Pero cuando inversores quisieron retirar sus fondos, el Silicon Valley Bank tuvo que vender parte de sus participaciones con los precios por el suelo. Las pérdidas llevaron al colapso del banco estadounidense y alimentaron la crisis de Credit Suisse, inestable por meses. La Fed, junto con el Gobierno de EU, reaccionó rápidamente para calmar la situación. Las garantías de liquidez masiva de más de 200 mil millones de francos suizos por parte del banco central suizo tienen una función similar.
El curso de la crisis en Credit Suisse explica por qué esto podría ser necesario. El banco había llamado la atención por mala gestión y escándalos, que llevaron al desplome de sus acciones en los últimos años. Aún más grave: sus clientes retiraron cantidades masivas de capital, que ascendieron a 123 mil millones de francos suizos el año pasado. Tras la quiebra del Silicon Valley Bank en EU hace semana y media, esta caída se aceleró: recientemente, fluían alrededor de once mil millones de francos todos los días.
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Esta es también la mayor fusión bancaria desde la gran crisis bancaria y financiera destaca por la quiebra de Lehman Brothers entre 2007 y 2008. Credit Suisse es una de las 30 instituciones consideradas «sistémicamente relevantes» a nivel mundial. O sea: «demasiado grande para quebrar», pues su quiebra probablemente sumiría al sector bancario y financiero mundial en una nueva crisis.
«La fusión de emergencia del fin de semana muestra cuán inestables son los mercados financieros», dice Gerhard Schick, del movimiento ciudadano Finanzwende («cambio financiero”, en alemán). Además, plantea el problema a mayor escala: UBS, con activos totales de un buen 1 billón de francos, se está haciendo cargo de los activos totales de Credit Suisse, de más de 500 mil millones.
Esto crea un coloso con una posición de monopolio en muchas áreas de mercado en Suiza. «2008 nos enseñó que no deberíamos tener bancos que sean demasiado grandes. Con esta fusión de dos bancos que ya eran importantes desde el punto de vista sistémico, tenemos un jugador aún más grande, que ciertamente no debe quebrar», advierte Schick: «Esta solución no es sostenible y exacerba simplemente el problema de los ‘demasiado grandes para quebrar'».