En vuelto en el ropaje de una verborrea tecnificada en la cual ni el pan se llama así ni se nombra por su nombre al vino, el transporte de la ciudad de México es uno de los más evidentes fracasos no sólo de este gobierno sino de todos los anteriores, incapaces de corregir las herencias podridas de la administración centralizada de la ciudad de México desde la creación del Departamento Central (1928-1997).
Los gobiernos dependientes de la presidencia de la República (cuyo modelo de regencia ha sido aplicado ahora), por lo menos construyeron el Sistema de Transporte Colectivo e intentaron erradicar el negramente célebre “pulpo camionero”. Lo primero lo hicieron en varias etapas y lograron en poco tiempo las ampliaciones de la red. Cuando la izquierda quiso hacer lo mismo, se le cayó el Metro.
No sólo decayó en la funcionalidad, la limpieza o la erradicación del comercio ambulante; se les vino abajo con un saldo mortuorio del cual ahora nadie se responsabiliza. Cargar cadáveres en la espalda es una similitud de dos aspirantes de Morena a la presidencia de la República.
Tomo de Hilda Escalona los siguientes datos:
“La Secretaría de Movilidad presentó el programa de mediano plazo Programa Integral de Movilidad 2019-2024 de la Ciudad de México.
“En él la dependencia plantea como sus ejes estratégicos la integración de los viajes peatonales y de la bicicleta al sistema de movilidad, así como la integración del sistema de transporte público, una Reforma integral del servicio de transporte público colectivo concesionado, la expansión de la cobertura de las redes de transporte masivo y semi-masivo, la Integración de los viajes metropolitanos y la gestión de viajes en automóvil.
“Y se plantea mejorar y modernizar el transporte público, supervisar y ordenar el transporte público colectivo concesionado, tener una Movilidad limpia y electromovilidad, mejorar el servicio de transporte público individual de pasajeros (taxi), regular los servicios privados de movilidad y el transporte de carga, mejorar el registro de automotores privados, renovar la infraestructura vial, Impulsar a la innovación y mejorar la atención ciudadana.
“Respecto a la movilidad activa y la micromovilidad, además del sistema público de bicicletas Ecobici que brinda aproximadamente 30 mil viajes diarios, en la Ciudad de México operan otros servicios que cubren viajes de distancias cortas.
“Por un lado, hay servicios formales que operan en la zona central de la ciudad que se regularon en 2019 y aún están en proceso de integración al sistema de movilidad.
“Además, hay un gran sector de servicios de transporte individual de pasajeros en bicitaxis, mototaxis y golfitaxis que operan en las periferias de la ciudad que no han sido integrados formalmente a la planeación de la movilidad, aún cuando atienden 110 mil viajes diarios y son usados mayoritariamente por mujeres que realizan viajes con motivo de cuidado y de conexión con el sistema de transporte.
“Respecto a la infraestructura ciclista, esta se forma de tramos discontinuos, que no están ligados al transporte público y no conectan con las periferias.
“También hay poca integración entre los sistemas de gestión de tránsito de la Secretaría de Seguridad Ciudadana a cargo del sistema de semáforos y de la Secretaría de Obras y Servicios (Sobse) responsable del sistema de señalamientos viales.
“En el caso de los sistemas de parquímetros, aunque a la par de EcoParq opera un sistema a cargo de Servicios Metropolitanos (Servimet), sus respectivos esquemas de financiamiento y operación no se encuentran homologados.
“Por otro lado, en el caso del transporte de carga pesada y de última milla, no se ha instrumentado una política orientada a mejorar el sistema logístico de la ciudad, a pesar de haber sido establecida como uno de los Ejes del Programa Integral de Movilidad (PIM 2013-2018).
Todo lo anterior con su lenguaje de acrónimos y diagnósticos se reduce a pocas palabras: No pueden.
El transporte es un desmadre insufrible. Punto.