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Ya pónganse a gobernar: Juan María Naveja

Publicado por
José Cárdenas

Juan María Naveja

 

 

No hay un solo tema que aborde el presidente sin que se remita al pasado, igual la inseguridad que la salud pública. A pesar de que ya rebasó la mitad de su gobierno sigue culpando al pasado, todo son adversarios, neolibrales, conservadores o medios y periodistas; jamas un mea culpa. No asume y cuando lo ha hecho, como el día que señaló al Secretario de salud, reculó al día siguiente o cuando admitió que él dio la orden de liberar a Ovidio, la rectificación vino semanas después para liberar, sobre todo a los militares.

La propaganda es un buen recurso, el mejor ejemplo lo dieron Hitler y Goebels, de entonces a la fecha han tenido alumnos como Fidel Castro y Hugo Chávez. Análisis y mención aparte merecería la desplegada en torno a la imagen, figura e implicaciones del Tío Sam.

No vayamos lejos, el país desperdició lo que va del año inmerso en una inútil campaña, desarrollo y realización de la revocación de mandato; resultó cara y desairada, un fracaso pues.

Luego la sospechosa discusión en la Suprema Corte de Justicia de la Nación sobre la constitucionalidad de la Ley de la Industria Eléctrica. Vendría después el sainete legislativo que hizo naufragar la iniciativa presidencial para modificar la Constitución.

Los tres poderes y hasta algunos militares distraidos con las obsesiones presidenciales.

Pasa el tiempo y se acumulan los pendientes, crecen los problemas y nada garantiza que en lo que resta vayan a solucionarlos, por el contrario, se agravan.

No hay planeación, no hay evaluación y menos proyección; todo son ocurrencias, reacciones a lo que se dice y comenta en algunos medios y hasta en las redes sociales.

En tres meses se tendrá que enviar el presupuesto para el próximo año ¿Con qué indicadores y parámetros?

El presidente tiene semanas enredado en un choque contra el periodista Carlos Loret, día tras día ocupa tiempo tratando de desvirtuar lo que se ha visto en imágenes, se van revelando excesos y corrupción de funcionarios, incluso en las adquisiciones de las Fuerzas Armadas, que bajo el escudo de la seguridad nacional se niegan a transparentar sus compras, la gran mayoría por asignación directa.

Aceptando sin con ceder que muchos problemas se originaron en el pasado, el presidente fue elegido para resolverlos, no para que vaya pateando el bote. Durante 18 años dijo que tenía las soluciones, desacalificó a los dos gobiernos anteriores y al final ha recurrido más a los militares que Felipe Calderón, sus obras son más deficientes que las de Peña Nieto.

Prometió crecimiento del 4 por ciento del PIB y hasta el momento está en números rojos, la realidad económica de 2022 advierte que será de nulo crecimiento y alta inflación, con ello las proyecciones para el 2023 no dan para el optimismo, a tal grado que los pronósticos señalan que la recuperación del PIB per cápita se podría recuperar hasta el 2030.

La herencia que este gobierno dejará al que lo suceda es de pronóstico reservado, serán insuficientes los seis años para reencauzar el camino que llevaba el país, que a pesar de las múltiples deficiencias caminaba pasito a pasito pero hacia adelante y no con saltos mortales hacia atrás.

Todos los días el presidente pasa dos o tres horas en el enfrentamiento, en la descalificación que ha derivado en una división social que es entendida por su partido y feligreses como la penitencia por cumplir y eso no es gobernar.

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José Cárdenas