Rosario Robles escribió de su puño y letra acerca de su situación legal.
¿Hubiera sido mejor huir?, pregunta a las autoridades a quienes dice: «estoy en la cárcel porque soy mujer y me llamo Rosario Robles».
Texto íntegro
El día 13 de agosto cumplo dos años de estar recluida injustamente. El odio, la venganza y el miedo me han traído a estos cuatro muros. Estoy privada de mi libertad porque soy mujer y me llamo Rosario Robles. La prueba contundente es que soy la única en la cárcel. La lógica es muy sencilla: “no puedo dominarte, te aniquilo. Me estorbas para mi proyecto, te entierro”. Estas son las razones por las cuales – en mi caso- se ha permitido la institucionalización de la venganza.
Durante este tiempo, hay quienes cómodamente se han hecho a un lado para que todos los dardos se dirigieran hacia mi. Han callado. Lo hacen además a sabiendas de que no me prestaría a ninguna farsa que los involucre ilegalmente. No se han detenido ni un solo momento a pensar en el daño y el dolor que le han causado a mi hija y a mi familia. Son cobardes. Pero no estoy sola. Mi hija, mi familia, mis amigos, mis compañeros de gabinete más cercanos no han soltado mi mano. Tampoco todos aquellos que me conocen y que también sin conocerme me han enviado sus cartas, mensajes, oraciones y muchas muestras de solidaridad porque saben que, si es venganza, no es justicia. A tod@s les estoy profundamente agradecida.
Se dice que no quiero cooperar con la autoridad. Esto es falso. Fui yo la que me presenté desde la primera audiencia para esclarecer los hechos. Lo que no estoy dispuesta es a mentir (como lo han hecho otros) para alimentar una narrativa política que nada tiene que ver con la verdad y la justicia. Pero no dejo de cuestionarme: A los que huyeron y les encontraron recursos millonarios, están en sus casas. A mi, que di la cara, que me presenté, que es un delito menor, me aplicaron la cárcel. Entonces ¿es mejor huir?
Se habla mucho de que redes familiares y grupos políticos tienen cotos de poder en el sistema judicial. Pero les parece aceptable que el juez/sobrino, con abierto conflicto de interés, haya decidido prisión preventiva para mí. Se habla de combatir la corrupción, pero no se inmutan con el hecho de que se fabriquen pruebas, se presente una licencia falsa, para tener un pretexto para mandarme a la cárcel, diciendo que miento sobre mi domicilio y a pesar de que una Magistrada, un juez de amparo y el mismo juez de control dicen que no mentí al respecto. Sigo aquí. ¿Por qué?
Se dice que 10 dependencias públicas y 8 universidades triangularon recursos públicos. ¿Por qué soy la única a la que persiguieron? Lo hicieron además utilizando una denuncia (que no me menciona) de una organización -Mexicanos Contra la Corrupción- que desde el poder se descalifica, pero que se utiliza cuando les conviene, porque no tenían ninguna otra, ni siquiera de la Auditoría Superior de la Federación.
Se me castiga por actos que supuestamente cometieron otros, pero en ningún caso han podido demostrarles a esos terceros alguna responsabilidad. ¿No tendrían que haber acreditado primero esos hechos antes de acusarme de omisión? ¿El mismo manejo van a tener quienes por sus omisiones han llevado a la muerte a miles de mexicanos por el mal maneo de la pandemia de COVID-19?
Se me inhabilitado por diez años por no reportar dos mil pesos que no eran míos, en una declaración patrimonial y lo hace quien tiene múltiples propiedades e inexplicablemente, una propiedad patrimonio de la CDMX. Tampoco se toca a ex y funcionarios que no declaran propiedades multimillonarias y que forman o han sido parte del actual gobierno. ¿No, acaso, el buen juez por la casa empieza?
Estos ejemplos muestran que conmigo el rasero ha sido muy diferente. Pero a diferencia de los demás, yo no quiero privilegios, ni que nadie sea muy tapadera. Lo único que quiero es que se aplique la ley, que se me haga justicia, porque en un proceso apegado a la ley, mi inocencia será demostrada. Deseo, porque tengo derecho, a seguir todo mi proceso en libertad.
Desde luego que no soy la única víctima de la injusticia. En estos dos años he aprendido que la cárcel está llena de historias de dolor. Me ha tocado incluso la muerte de una chica que estaba aquí por nada, porque la prisión preventiva es la regla y no la excepción. He conocido historias desgarradoras de mujeres que fueron torturadas y violadas en su detención. Sé de muchas que por delitos menores son recluidas, arrancándolas de sus hijos, quienes son condenados de esa manera a terminar en un lugar así. No se juzga con perspectiva de género y sigue predominando un sistema punitivo que criminaliza a las mujeres. Claro, como no votan, son invisibles y lo digo de manera autocrítica. A dos años sólo puedo decir que México está en deuda con un sistema penal pro-persona. México está en deuda con los derechos humanos de muchas mujeres que aquí se encuentran. México está en deuda con una visión libertaria y progresista. En síntesis, México está en deuda con la justicia.
Rosario Robles
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Pobrecita ratera