Una semana después de la elección intermedia, el periódico Reforma, publica a 8 columnas una fotografía con los tres dirigentes nacionales de la alianza electoral para detener a Andrés Manuel López Obrador, triunfantes, con las manos estrechadas, alzándolas por encima de sus hombros, anunciando un «frente legislativo».
Cómo se ha hecho costumbre en México, tal parece que se intentan voltear los hechos para crear una historia de éxito, que pueda proyectar extrañas interpretaciones en verdades. Olvidando la función y compromiso social primordial de los medios de comunicacion, sobrepasando la delgada línea entre opinión e información, aderezado con un escaso contraste de datos e investigación a fondo que le permita al lector discernir y obtener un juicio propio. Desafortunadamente así se ha intentado desde hace tiempo por algunos, para generar un modelo económico, que si bien es poco exitoso, les permite mantenerse vivos, faltando a los códigos de una línea editorial que por años les permitió construir un gran prestigio, lujo que muy pocos tienen en estos momentos. En esa lógica y evidentemente en contra de AMLO pretenden vender la idea que los dirigentes nacionales del PRI, PAN y PRD de ser los grandes perdedores, ahora resulta que son los grandes ganadores, con partidos políticos venidos a menos y que políticamente cada vez tienen menor incidencia.
Sin embargo la discusión que me ocupa no es el criterio del medio de comunicación o su modelo económico de negocios, ni tampoco el equivocado frente que por ignorancia y poca capacidad política e intelectual se abre el gobierno con su estrategia contra todos los medios de comunicación y periodistas, pretendiendo «evidenciarlos» por no ajustarse con fe ciega a la ideología ficticia y de complicidades de AMLO, la 4T y Morena, clasificándolos y desdeñándolos con apodos o calificativos por demás primitivos.
El mayor problema es que ambos bandos intentan posicionar una idea, crear un sentimiento y percepción falsos, interpretando una realidad inexistente o sesgada.
Revisemos los hechos electorales de hace unos días : el PRD obtuvo 3.5% de la votación nacional, por un milagro y mucha suerte, no perdió el registro. Ahora vayamos al 2015, la elección intermedia anterior comparable, que representó un verdadero fracaso, con un régimen que impulsó económica y políticamente a ese partido a través del Pacto por México, obtuvo una de las derrotas más dramáticas de su historia al contabilizar 1.5 millones de votos, y en el proceso anterior 4.3 millones de votos que correspondieron al 11.4 % de la votación; por su parte el PAN obtuvo 8.3 millones de votos que representó el 18.6%, en 2015 obtuvieron el 22.1%; finalmente el PRI bajó de 11.7 millones de votos en 2015, que representó 30.6%, a 7.6 millones de votos, que representan 17.8% en 2021.
A pesar de los números y de la realidad, la elite de la Alianza se vende como triunfadores y ahora presentan una coalición legislativa para «contener» los excesos de López Obrador, en una suerte más de justificación que de conciencia, sin dimensionar con claridad y lucidez que la razón de ser de un partido político es la representación de la sociedad, y los datos demuestran el peligro de extinción en el que se encuentra el actual sistema de partidos políticos.
Por otro lado, El Presidente de la República Andrés Manuel López Obrador sin ningún recato presume al narco de su lado, y ventila el triunfo de todo el pacífico y la mayor parte del golfo, para esconder su derrota en la Ciudad de México. Un suceso histórico, no visto, desde 1988 y un cambio profundo de mentalidad de los capitalinos. A lo que Andrés Manuel responde, de una forma por demás irracional diciendo que los ciudadanos capitalinos súbitamente se convirtieron en conservadores, clasemedieros sin criterio, manipulables y aspiracionistas que se dejaron influenciar por sus adversarios y por eso no lo apoyaron, pero cuándo votaron por él (incluso en 2018), entonces si eran ciudadanos de primera, inteligentes y pensantes. Cuidado señor Presidente, porque cada día se parece más a sus antecesores y a esa clase política que tanto aborrece, cuidado que está usted cometiendo los mismos errores.
Ambos bandos, los únicos que existen, polarizados y bajo un manto de arrogancia y analfabetismo político profundizan sus narrativas, dirigiéndose así a la consulta popular para enjuiciar a cinco ex presidentes que inicia en agosto próximo, a la revocación de mandato y a las 8 elecciones estatales a gobernador en 2022.
Vaya futuro el que nos espera.
Y no es pregunta.