El alza desproporcionada de contagios de COVID-19 en India, que ha llevado al país a registrar récords de hospitalizaciones y muertes, tiene sorprendidos a científicos que estimaban que lo peor de la pandemia ya había pasado en una de las naciones más pobladas del mundo.
Parte de esta confianza radicó, por ejemplo, en resultados de anticuerpos del virus arrojados por análisis hechos en Delhi y Chennai, dos de las urbes más pobladas de India, que mostraron que la gran mayoría de sus habitantes ya se había infectado de COVID-19.
Zarir Udwadia, investigador clínico en medicina pulmonar en el Centro de Investigación Médica y Hospital PD Hinduja en Mumbai, dijo al sitio Nature que la situación actual de la pandemia es de “pesadilla”.
“La segunda ola ha hecho que la última parezca una onda en una bañera”, aseguró.
Con la pandemia alcanzado ahora números apabullantes (más de 250 mil casos nuevos y más de mil 700 decesos en las últimas 24 horas), los científicos analizan si los siguientes factores son los culpables de este fenómeno: la combinación de variantes más contagiosas, la relajación de medidas de distanciamiento social, y un lento proceso de vacunación.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) informó esta semana de la detección de una nueva variante que contiene una doble mutación en la India. La opinión del grupo es que la variante está detrás del aumento descontrolado de infecciones.
“Tener dos de estas mutaciones, que se han visto en otras variantes en todo el mundo, es preocupante”, dijo Maria Van Kerkhove, directora técnica líder de la OMS en COVID.
Las mutaciones de la variante B.1.617 confieren al patógeno una mayor transmisibilidad y la capacidad de evadir la protección inmunitaria. Hasta el momento ha sido reportada en 20 naciones.
Udwadia, neumólogo, señaló a Nature que un reflejo del impacto de variantes más contagiosas está en el hecho de que ahora hogares enteros están reportando haberse contagiado con el virus SARS-CoV-2. En la primera ola de contagios, se informaba de casos solitarios.
Los números de nuevos casos en este país comenzaron a retroceder hace casi medio año, en septiembre, después de que se contabilizaban más de 100 mil nuevos casos al día.
La situación llevó a un comportamiento ‘triunfalista’, que vio al ministro de Salud del país, Harsh Vardhan, declarar que la nación de más de mil 300 millones de personas había llegado a la “parte final” de la pandemia.
Las autoridades permitieron así en semanas recientes que se realizaran festivales hindúes sin ningún tipo de restricción a las aglomeraciones y se negaron a suspender las elecciones en el estado de Bengala Occidental.
Especialistas consideran que los grandes grupos de personas que se reunieron sin utilizar ningún tipo de protección contribuyó a la propagación del virus que ahora se refleja en hospitales desbordados.
India es una de las naciones líderes en la producción de dosis contra el COVID-19 y cuenta con una vacuna desarrollada en casa, Covaxin, que tiene una eficacia de 100 por ciento contra casos de COVID grave y de 78 por ciento en general.
La nación empezó su proceso de inoculación en enero, no tan separado en el tiempo de las campañas de otros países como Estados Unidos o Reino Unido. Sin embargo, este hecho pudo haber motivado a las personas a relajar las medidas de prevención.
“La llegada de la vacuna puso a todos en un estado de ánimo relajado”, dijo Ramanan Laxminarayan, epidemiólogo de la Universidad de Princeton, Nueva Jersey, con sede en Nueva Delhi.
Y si bien se han aplicado más de 120 millones de dosis de la vacuna de AstraZeneca (que requiere de dos dosis para garantizar la mayor protección), el plan de vacunación apenas ha cubierto a 10 por ciento de la población.
En particular, India necesita aumentar las vacunas en las regiones más afectadas, remarcó Gagandeep Kang, virólogo del Christian Medical College.
“Es posible que el virus esté llegando a poblaciones que anteriormente podían protegerse”, apuntó a Nature.
Fuente: AP y Bloomberg