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Las mujeres en el día de la Independencia en la era de AMLO: Martha Gutiérrez

Publicado por
José Cárdenas

Martha Gutiérrez

En esta semana se celebran las fiestas patrias en nuestro país y nuevamente el movimiento feminista será el que le arruine la fiesta a Andrés Manuel López Obrador. La segunda vez en menos de un año que este movimiento se convierte en punta de lanza. Además es un movimiento imparable y un ejemplo inmejorable. No, no soy de las que apoyan a las mujeres por el simple hecho de serlo y glorifican a quienes les falta capacidad individual y utilizan al género como escudo o defensa ante todo y todos.

Sin embargo lo que ha ocurrido en el primer cuadro de la Ciudad de México es digno de narrarse.

Las fiestas patrias son eventos nacionales que tienen un objetivo muy evidente. Unir a la Nación, recordar por lo que luchamos y a los íconos que pueden concentrar uno o varios principios para enviar un mensaje a nuestra sociedad. Año con año va variando, porque las circunstancias económicas, sociales o políticas también cambian. La celebración en el zócalo de la Ciudad ha sido no sólo la caja de resonancia nacional, sino un ejemplo en todo el continente americano. También han existido burlas, mofas y eventos cómico-dramáticos en la celebración, que retratan a la propia sociedad. Desde los acarreados del Estado de México para Peña y sus corazones con la mano mal hechos, hasta confusiones en los nombres de nuestros héroes por parte de Vicente Fox, y el país da rienda suelta a sus sentimientos.

Sobre todo esto, la celebración de la Noche del Grito de Independencia es la oportunidad de darle libertad a los sentimientos de una Nación. Qué no sólo existan, sino que la gente los escuche, se apropie de ellos y los discuta en el contexto nacional. Esto es precisamente lo que está haciendo un movimiento que en su organización puede parecer pequeño pero es muy efectivo. Tanto, que hoy desde Palacio Nacional lo acusan de haber sido coptado por la «derecha», como si las desapariciones, violaciones, agresiones y feminicidios que vivimos a diario fueran tan solo una cuestión de elección.

Alrededor de 100 mujeres han logrado que desde el sábado pasado el Ejército, la Guardia Nacional, Claudia Sheinbaum y Andrés Manuel López Obrador tengan tanto pavor que hayan ordenado blindar todos las entradas al centro histórico. Hoy, es prácticamente imposible acceder al primer cuadro de la ciudad sin pasar por filtros y filtros de guardias, seguridad y retenes. Ni con Felipe Calderón, el rey de la paranoia se había visto algo así.

Claudia Sheinbaum, con tal de diluir el problema y reportarle buenos resultados a su jefe le ofreció al movimiento un inmueble (que ya ocupan) en concesión dentro del propio centro histórico con tal de que se calmen.

Ellas lo aceptan de facto, posponen la firma del convenio y continúan con el reclamo. Cantan, se toman de las manos, gritan, pintan, rayan y se expresan. Recorren las calles del centro, seguidas por miles de militares intentando encapsularlas, son el centro de atención del gobierno. A este le produce pánico, porque hace poco más de seis meses convocaron una marcha que sólo la pandemia pudo momentáneamente contener y suspender. Miles de mujeres evidenciaron al gobierno, lo pusieron de cabeza, y marcaron el inicio de la debacle de AMLO. Desde aquel día ha perdido más de 25 puntos de percepción positiva. Claro, también se cruzó la pandemia, la crisis económica y otros asuntos, pero no le quitemos al movimiento lo que se ha ganado por sí mismo, no le tiene miedo a Andrés Manuel López Obrador y su gobierno ineficaz.

En aquel entonces se tocaron puntos clave que la sociedad no quería reconocer, y hoy lo hacen de nuevo. Insisto, son menos de 100 mujeres, pero son 100 mujeres poderosísimas que a el payaso del circo y a su subordinada ya se les quitaron la sonrisa de la cara. Porque no es algo que puedan ocultar o evitar con la habitual mitomanía de las conferencias mañaneras, la amenazas de la UIF o de la Secretaría de Hacienda. Tampoco las pueden acusar de neoliberales o de mafia en el poder. Lo único que queda es acusarlas de conservadoras, o de ser financiadas por los «conservadores», por cierto ya está en eso el señor Jesús Ramírez.

Sin embargo, y a pesar de todo lo que desde Palacio Nacional se diga el movimiento feminista centró bien el asunto. El gobierno es responsable de las muertes, de la falta de libertades y sobre todo de una supuesta transformación que está muy lejos de ser. Queda muy claro que este gobierno no es de izquierda, ni liberal, ni auténtico y mucho menos feminista.

«La cuarta transformación será feminista o no será». Esa consigna es cierta. No es feminista, y hoy en 2020, cuándo en el mundo moderno y de avanzada es un requisito indispensable, AMLO y Sheinbaum se muestran como lo que son. Setenteros y represores. Tal cuál.

Felices fiestas patrias con un zócalo vacío y un grupo de feministas atrapadas en el centro histórico.

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José Cárdenas