Con una llamativa y extensa experiencia más bien televisiva, en Judy, el director Rupert Goold sólo se aboca a seguir los lineamientos propios de las acostumbradas biopics; salvo el leve halo de cuento de hadas que apunta de inicio para reproducir una idílica, y al mismo tiempo, implacable visión trasbambalinas de las producciones hollywoodenses clásicas; mismo que luego reaparece esporádicamente. Fuera de ello, no tiene mayores pretensiones que la de entregar una funcional y muy disfrutable ilustración.

Sin embargo, es precisamente ahí en donde tiene su principal acierto, pues es más que suficiente para permitir que la aún infravalorada Renée Zellweger —quien se encamina con fuerza a los premios Oscar—, irrumpa en la pantalla y, haciendo acopio de todos sus recursos, ofrezca la elaborada interpretación de una de las criaturas legendarias de la historia del cine, apoderándose por completo del show, hasta llevar la propuesta más allá de las expectativas, colocándola por encima del promedio al que, si fuera sólo por la manufactura, estaría condenada sin remedio.

Es impresionante la manera en que hace parecer tan natural el proceso emocional que va trabajando detrás de una gran cantidad de matices, sin caer en los lugares comunes a los que tan fácilmente podría recurrir, para encontrar el equilibrio entre el ser humano afectado por sus vicios y orgullo —resultado de las exigencias de una industria excesiva y sin escrúpulos—,  la chica llena de ilusiones que se esfuerza en ser lo que ella entiende como una buena madre y la celebridad cada vez más endeble ante su pasado, y a la que lo único que le resta es pedir que la amen.

La historia sigue los pasos de la talentosa Judy Garland, la otrora niña actriz que se hiciera famosa gracias a su participación en El mago de Oz (1939) y que treinta años después de aquella película se encuentra en plena decadencia, enfrentando la disyuntiva entre rescatar lo poco que le queda de carrera o mantener junto a ella a sus hijos, mientras tiene que lidiar con sus propios demonios. Podemos decir que cayó en buenas manos.

  • El dato: Judy Garland firmó un contrato con Metro-Goldwyn-Mayer en 1935, estudio para el que realizó más de 20 películas, entre ellas El mago de Oz, por la cual recibió un Oscar especial.

Es cierto que por momentos se obvian pequeños aspectos de la relación de la protagonista con algunos personajes secundarios, lo cual da la clara sensación de que se podría haber hecho mucho más con el montaje de aire teatral, y que no se asume ningún tipo de riesgo; pero, en contraste, la cinta cuenta con un cuidadoso diseño de arte y no abusa de los números musicales, sino que se les da el protagonismo y peso dramático necesario, además de que posee un desarrollo sutil, que se sustenta en la humanidad que acompaña el desempeño del reparto en general.

Mención aparte merecen los flashbacks a los encuentros entre la Judy infantil y el productor Louis B. Mayer, que van de lo evocador a lo retorcido, y en donde sobresale la joven actriz Darci Shaw, a quien habrá que seguirle los pasos. Así pues, estamos ante el conmovedor acercamiento a uno de los periodos más complicados de la vida de una leyenda, y que resulta una más que recomendable opción en la cartelera.

Judy

  • Director: Rupert Goold
  • Género: Drama biográfico
  • País: EU  
  • Año: 2019

Estrellas del pasado

El elenco:

  • Renée Zellweger: Judy Garland
  • Darci Shaw: Judy Garland joven
  • Finn Wittrock: Mickey Deans
  • Rufus Sewell: Sidney Luft
  • Michael Gambon: Bernard Delfont
  • Jessie Buckley: Rosalyn Wilder