Medio Ambiente

Perrito de la pradera también se despide de este mundo

Publicado por
Aletia Molina

El perrito de la pradera es una especie en peligro de extinción por la pérdida de su hábitat, pero también una especie prioritaria para la conservación debido a que otras especies dependen de ella para subsistir.

Los matorrales desérticos son su hogar.

Se les conoce como los ingenieros de la pradera.

«Es una especie muy importante porque muchas otras especies en el desierto dependen de ella, ella hace por ejemplo madrigueras abajo del suelo, de las cuales muchas especies de otros roedores, de arañas, insectos, incluso de aves, dependen de estas madrigueras que ellas construyen».

El perrito de la pradera, una especie endémica que antes tenía una distribución muy amplia en el norte del país.

«Ps y solamente queda en San Luis Potosí, Nuevo León y Coahuila», apunta Quintero.

El perrito de la pradera es una ardilla terrestre.

Herbivora, robusta, de entre 30 y 40 centímetos de largo, incluyendo la cola y hasta 1.5 kilogramos de peso.

Suelen vivir en familias muy numerosas que por lo general se componen de un macho y varias hembras, que se reproducen año con año.

Dice Alejandro Olivera, Representante en México del Centro para la Diversidad Biológica:

«El perrito de las praderas es un roedor que está emparentado con las ardillas y las marmotas y recibe ese nombre ya que emiten un sonido como un ladrido cuando se encuentran en peligro o para comunicarse con otros individuos de la colonia».

El perrito de la pradera reproduce un sonido distinto para cada tipo de depredador: gavilán, coyote o serpiente; así, toda la colonia sabe qué flanco cuidar.

Al cavar sus madrigueras renueva los suelos, los oxigena y aumenta la infiltración del agua a la tierra…

Esther Quintero, Subcoordinadora de Especies Prioritarias CONABIO:

«Y también contribuye a que la tierra siga siendo, siga teniendo vida, siga siendo fértil por todo el tipo de biomasa que mete en sus madrigueras».

El perrito de la pradera, especie endémica, en peligro de extinción.

Fuente: Excélsior

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Aletia Molina