Los cambios a la NOM-051 sobre las especificaciones del etiquetado para alimentos y bebidas no alcohólicas ha sido causa de amplio debate entre la industria alimentaria, gobierno y profesionales de salud.
La industria de alimentos procesados argumenta que el etiquetado no presenta beneficio alguno y que no es una adecuada estrategia de prevención de obesidad porque el actual etiquetado tiene menos de 10 años y no se ha probado la eficiencia de la propuesta actual.
La modificación afectará mayoritariamente a productores pequeños y no a los grandes corporativos trasnacionales.
La Secretaría de Salud, de Jorge Alcocer, y la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios, de José Alonso Novelo, impulsa este nuevo etiquetado en el Congreso y fomenta el debate para tener una Norma Oficial Mexicana a la altura de las circunstancias; pero resalta que no haya hecho un pronunciamiento contundente ante la iniciativa.
Los profesionales de la salud se han pronunciado a favor del etiquetado; sin embargo, algunos mencionan que es una modificación relativamente conservadora.
La Federación Mexicana de Diabetes (FMD) explica que la regulación «por porción» es la principal herramienta que la industria utiliza para difuminar la cantidad real de azúcares en los productos.
Uno de los temas que se encuentran en un abismo legislativo de la NOM-051 actual y de su Proyecto de Modificación, es la falta de definiciones de azúcares.
Glucosa, fructosa, sacarosa, maltosa, jarabe, miel, galactosa, melaza, dextrosa, carbohidratos, fructoligosacáridos, galactoligosacáridos, maltodextrina, saborizante artificial, concentrado de la marca todo esto se puede denominar “azúcar” en la Norma Oficial Mexicana actual y en su Proyecto de Modificación; haciendo que la cantidad real de azúcar y, por lo tanto, el riesgo real a la salud, queden a la sombra de palabras muy generales.
El segundo tema que se encuentra fuera de la Norma Oficial Mexicana, es el de algunas bebidas que han escapado al radar de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios, como lo son los jugos, néctares, bebidas isotónicas y bebidas para deportistas.
Estos términos no se encuentran en el cuerpo de la Norma Oficial Mexicana; no obstante, presentan riesgos por su alto contenido de azúcares y sodio. ¿Qué pasará con estas bebidas? ¿Serán tan riesgosas como un refresco, pero se librarán de avisarle al consumidor?
Existe la necesidad de una política adecuada de prevención de la obesidad y diabetes; dos de las tres principales enfermedades que cobran más vidas en nuestro país.
Incluso, algunos estudios han ligado los altos contenidos de azúcares procesados con casos de enfermedades como cáncer, concluyendo que las principales afectaciones de la salud en la población de México, podrían ser evitadas con una cultura de correcta nutrición.
Esta cultura debe incluir la educación para leer las etiquetas y comprender los efectos en la salud. (ADRIANA MORENO. EL HERALDO DE MÉXICO)