El Secretario de Turismo del Gobierno de la Ciudad de México, Carlos Mackinlay, cortó el listón inaugural con el iniciaron las actividades del programa Experiencias de Barrio que hoy empezó con un recorrido para conocer los principales atractivos de la alcaldía de Xochimilco: trajineras, chinampas, historia, gastronomía, tradición y pulque, incluidos.
El funcionario del gobierno capitalino, el alcalde José Carlos Acosta, así como turoperadores e invitados especiales, iniciaron temprano con una caminata por el centro de la demarcación hasta la Rotonda de los Personajes Ilustres, en donde cronistas locales resaltaron la importancia histórica que siempre tuvo Xochimilco para la Ciudad de México.
En el embarcadero Fernando Celada, abordaron una trajinera y para después desembarcar para conocer en una chinampa flora, fauna e historias que aquí se cuentan de generación en generación: la Leyenda del Toro, por ejemplo, un viejo relato sobre un extraño burbujear de la laguna del mismo nombre, que sin falta, sólo ocurre una noche a mediados de año e intriga y atemoriza a los lugareños.
Después de unos instantes de necesaria meditación en el Canal de los Ahuehuetes, el recorrido continuó con otra caminata por la calzada Guadalupe I. Ramírez, hacia la Parroquia de San Bernardino de Siena, la Catedral de Xochimilco, un templo y monasterio franciscano del siglo XVI del que, dicen los más precisos historiadores, fue construido en 1535 y terminado en 1590, es decir 55 años después.
Aparte de su valor histórico y arquitectónico, el recinto es de enorme aprecio, sobre todo para los lugareños, toda vez que fue erigido no sólo con la entusiasta participación de sus antepasados, sino que incluso parte del capital que la construcción requirió, fue también aportación de aquellos antiguos xochimilcas, en ese entonces, en proceso de evangelización.
La comitiva que encabezó el Secretario Mackinlay, se fue enseguida a recorrer otro de los sitios importantes: el mercado de Xochimilco, de no tanta antigüedad, porque construido en la década de los 50´s, del siglo XX es, empero, un lugar que ofrece una gran variedad que incluye verduras frescas, vendidos por los propios productores, incluso chinamperos.
Este mercado es un sitio lleno de vida: de olores, texturas, colores y sabores, en el que además de distintas artesanías –entre ellas, las de cerámica-, también es posible satisfacer el paladar del más exigente, si lo que busca es comida típica o tradicional mexicana como, por ejemplo, todo tipo de garnachas y memelas y, desde luego, la muy solicitada barbacoa.
Con apenas una probada de las delicias de este mercado, funcionario, alcalde y sus acompañantes conocieron a los Carreteros, quienes constituyen una modalidad de producción y venta muy similar a la que se practica dentro del mercado y en donde más de uno no resistió la tentación de adquirir algo.
Finalmente, cuando el Sol hacía estragos sobre la humanidad de los visitantes, el pulque, la más auténtica de todas las bebidas mexicanas, allí, en la pulquería La Diana, donde no sólo tuvieron la oportunidad de conocer la técnica del curado de éste también llamado elíxir de los dioses, sino que jugaron a la rayuela, el juego clásico de lanzar monedas y degustaron, claro, el curado de cempasúchil, muy a tono con la proximidad de los Días de Muertos.
Fuente: Staff