El calendario marca el 30 de octubre de 1976. El ambiente en Estados Unidos es una heterogénea mezcla de festividad bicentenaria, tensión electoral y resabios de Watergate. Jimmy Carter no tardará en ganar las elecciones, pero eso vendrá después. Aquel día, en el War Memorial Auditorium de Plymotuh, Massachusetts, Bob Dylan se subirá al escenario para dar inicio a la gira Rolling Thunder Revue, uno de esos casos en los que el fracaso económico es inversamente proporcional al éxito artístico.
Bob Dylan con su aura misteriosa de estrella de otros tiempos, el que jamás responde una pregunta directa. Bob Dylan con su cara pintada de blanco, con sombrero de flores, con máscaras. Bob Dylan la leyenda del rock & roll, el de las letras que marcan historia, el de “Knockin’ on Heaven’s door”. Bob Dylan el escapista, el que esquiva preguntas, ¿el mentiroso? No, Bob Dylan el mago.
“La gira no significó nada. Pasó hace tanto tiempo que ni había nacido. No recuerdo nada”
Bob Dylan
Cantante y compositor
Después de Massachusetts vendrán 56 conciertos más. Shows en pueblos perdidos del territorio estadounidense, en teatros pequeños con no más de tres mil butacas. Espectáculos en los que se mezclará la poesía de Allen Ginsberg (He visto a las mejores mentes de mi generación…), el violín de Scarlet Rivera, la voz de Joan Báez y el magnestismo de Bob Dylan. Esos encuentros que sólo eran posibles en los años 70; caravanas multitudinarias, artistas que deciden sumarse a la gira, casas rodantes y el excentricismo propio de la década, con el contexto que todavía posibilitaba el diálogo entre negocio y arte, aunque el primero saliera perdiendo.
Martín Scorsese junta fragmentos de esta gira en Rolling Thunder Revue, un documental ficcionado. En torno a esta última palabra se ha generado una gran polémica: ¿es verdadera la anécdota que cuenta Sharon Stone? ¿existe el cineasta Stefan van Dorp, quien habría grabado originalmente la gira? ¿hay un congresista llamado Jack Tanner? La respuesta es tan evidente como irrelevante.
Las figuras icónicas de todos los ámbitos están rodeadas de mitos, leyendas y ficciones. Desde Marilyn Monroe hasta Keith Richards, pasando por Cleopatra, el Che Guevara y Walt Disney. Algunas historias estarán aderezadas, otras serán pura falacia, lo innegable es que son parte del imaginario colectivo y han sido fundamentales en la construcción del símbolo que pasará a la historia. Ni siquiera nuestra memoria, en la que solemos confiar ciegamente, es reflejo fiel de la verdad. Apegarse a los hechos es importante en la política, el periodismo, la justicia. Pero no todos los ámbitos tienen los mismos requerimientos; somos seres particulares, aceptamos mentiras de nuestros gobernantes, pero le exigimos verdades a nuestros cineastas.
- El Dato: Se cree que el nombre de la gira hace referencia al chamán Rolling Thunder, sin embargo hay otras teorías que sostienen que fue llamada así por la operación militar en Vietnam.
En esta fina línea entre el documental, la ficción y el mito estará Rolling Thunder Revue. Y Bob Dylan nos advierte: “Cuando alguien usa una máscara, te va a decir la verdad. Cuando no la usa, es poco probable que la diga”.
¿Acaso importa? La magia tampoco es real, pero conmueve. Si Bob Dylan es el mago, Martin Scorsese es el ilusionista.