Vanessa Ponce de León, representante de México en el certamen de belleza Miss Mundo, reúne belleza, inteligencia y ganas de ayudar a los demás; condiciones necesarias para poder ceñirse la corona.
Y es que este concurso no sólo premia a la más guapa e inteligente, sino también al proyecto social que ayude verdaderamente a su comunidad.
“En Miss Mexico Organization y en Miss Mundo en general el tema es belleza con propósito y eso significa que de verdad buscamos crear conciencia social, un cambio en nuestra sociedad y cada una de las aspirantes estamos muy comprometidas con nuestro país.
Vamos 127 niñas y todas debemos presentar un proyecto que apoye a alguna población específica de su país. Tiene que ser un proyecto elaborado con resultados, que de verdad se esté llevando a cabo, no sólo una iniciativa. No se trata de que llegaron hace dos meses al asilo y se tomaron la foto y ya está”, ahondó.
Miss Mundo se llevará a cabo mañana en China y Vanessa Ponce de León tiene grandes posibilidades de darle a México esa corona, aunque, a decir de la mexicana, lo más importante es ganar los fondos para la causa social que desde hace tres años defiende.
“Cuando me dijeron que podrían dar un premio de donación para mi asociación de inmediato me dije ‘Lo quiero y voy por él’. Una cosa importante de Miss México y Miss Mundo es que puede que yo no gane la corona, pero mi proyecto es totalmente independiente de mí, es decir, puede obtener un fondeo a nivel internacional.
A mí me interesa ganarlo para esos mexicanos que lo necesitan. Si gano la corona me va a dar mucho gusto, porque México nunca la ha obtenido y sería darle una alegría a mi país, pero lo que más me importa es ayudar a mi fundación, a mis niños, a mis amigos, a mi gente, a mis maestros con ese fondo”, comentó emocionada.
Ponce defiende varias causas, sin embargo, la que tiene que ver con la niñez mixteca es la que la mantiene muy ocupada desde hace varios años.
“El proyecto que estoy llevando a Miss Mundo se llama Na Vali, es un proyecto para los hijos de jornaleros migrantes indígenas que salen de Guerrero a Guanajuato a la pisca del chile y los pequeños viajan con sus padres.
Para que no trabajen en los campos, los apartamos y les damos educación y nutrición, porque desgraciadamente estos niños viven en situaciones precarias donde no siempre tienen comida o salud, porque muchos de ellos no están ni registrados, no son mexicanos, son ciudadanos fantasmas y no pueden acceder a nada porque no existen”, explicó la guanajuatense.
Esta fundación también los asesora legalmente para que puedan poner en regla los papeles de los pequeños y puedan tener acceso a servicios públicos como educación y salud.
Lo más importante que está haciendo este proyecto es la visibilización de esta población, porque si no sabemos que existen ¿cómo los vamos a ayudar? Obviamente estamos trabajando conjuntamente con órganos del gobierno para que no vuelvan a vivir situaciones de falta de papeles. Hacemos una función de acompañamiento legal y jurídico en lo que necesitan”, dijo a Excélsior.
“Nuestro fuerte es la educación, la salud y la nutrición. Les enseñamos a los niños español porque todos hablan mixteco. Les damos dos alimentos con nutrientes adecuados para ellos, agua y tenemos campañas médicas y de salud dental para que los chequen, se les quite la anemia y estén perfectos. Estamos con ellos aproximadamente cuatro meses.
“El programa tiene varias etapas. Funciona en los meses de abril a agosto, que es cuando los niños están en Guanajuato. Durante esos meses somos voluntarios de tiempo completo, lo que significa que somos los maestros.
La verdad es que es muy gratificante ese contacto y convivencia que tengo con los pequeños durante esos cuatro meses, aprendo más de ellos que lo que podría enseñarles”, comentó.
Fuente: 24 Horas