Ventana

Chipote con sangre

Publicado por
José Cárdenas

Todas las batallas enseñan algo, inclusive las perdidas.

Paulo Coelho

 

Revela el secretario de Gobernación que el cataclismo del primero de julio estaba cantado de antemano como el tercer out de la novena entrada… para explicarlo en términos beisboleros.

Reunido con periodistas, sin cámaras, micrófonos ni libretas, el secretario de Gobernación, Alfonso Navarrete Prida, comentó que desde muy temprana hora de aquel domingo electoral, el más nefasto para el régimen priista por la paliza que le dio Morena, las encuestas de salida daban ventaja irreversible a Andrés Manuel López Obrador y mostraban un abismo de desventaja para José Antonio Meade, el candidato “ternurita” del partido que perdió la partida, y para Ricardo Anaya, aspirante de la coalición anti natura encabezada por el PAN con sus “chipotes” perredista y movimientociudadanista.

Sin embargo -comentó Navarrete Prida- para el gobierno peñanietista, el triunfo de López Obrador no es el peor de los mundos posibles. Qué el peor escenario hubiera sido llegar a tal nivel de disputa, que entonces sí el país hubiera padecido fricciones y conflictos. Dicho de otro modo, lo que el titular de Gobernación quiso decir es que se hubiera soltado “el tigre” de la rifa.

El secretario de Gobernación dijo “en corto” a los periodistas que con el triunfo de Andrés Manuel México asumirá «más que un cambio de gobierno, un cambio de régimen que plantea demasiadas interrogantes».

El funcionario, explica así lo que pesaron 30 millones de votos contantes y sonantes, y como responsable de la política interior se comprometió a respetar los principios de la democracia, por orden superior. Asegura que su partido perdedor, entrará en un proceso serio de reflexión profunda. Qué, de lo perdido, lo que aparezca… y que no hay de otra.

Sobre la desaparición del órgano de inteligencia nacional, el tan traído y llevado Cisen, apunta que borrarlo del mapa será un error de graves consecuencias, al igual que desmantelar al Estado Mayor Presidencial.

Navarrete destila gotas de hiel con la pizarra en ceros; intenta lanzar las últimas bolas rápidas contra el bateador estelar que acapara la escena política, que ya gobierna sin ser gobierno, que goza el clamor de la fanaticada pero más el sabor de la victoria… y desde su luna de miel eclipsa al régimen del adiós. 

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José Cárdenas