Ciudad del Cabo, Sudáfrica, podría convertirse en la primera zona urbana sin acceso a agua potable. Esto, debido a una sequía sin precedentes que limitó el consumo de agua potable a 50 litros por persona al día, según las autoridades locales, para evitar quedarse sin el recurso.
Cifras de Naciones Unidas revelan que cerca de dos mil 100 millones de personas carecen de agua potable en el hogar y más del doble no dispone de saneamiento seguro, es un tema que debe preocuparnos. Pero cuando una ciudad anuncia que está a punto de quedarse sin el “oro azul del mundo” es momento de tomar acciones concretas que, de acuerdo con especialistas consultadas por Excélsior, deben involucrar al gobierno, empresas y ciudadanos.
Sin dejar de tomar en cuenta que el crecimiento de la población, la contaminación del agua y el cambio climático ponen en riesgo los recursos hídricos.
En la segunda ciudad sudafricana más poblada, el “día cero”, cuando los grifos se cierren porque no habrá agua potable, se fijó para el 12 de abril, luego el 4 de junio y finalmente, gracias a medidas restrictivas, se postergó hasta 2019.
Sin embargo, Meera Karunananthan, directora de Blue Planet Project, una iniciativa global de The Council of Canadians, que busca promover la justicia del agua en el mundo, dijo a este diario que lo ocurrido en esa ciudad es un ejemplo de la importancia del cambio climático y sus políticas para proteger a los afectados, ya que hay múltiples realidades.
Señaló que, según relatos de activistas en un municipio de Ciudad del Cabo a quienes la ONG brindó apoyo en el tema, muchos de ellos siempre han tenido acceso restringido al agua y que el “día cero” no cambió mucho de su realidad.
Por otro lado, la activista detalló que mientras las reservas de agua corrían lento en la región, había otras como las de granjas privadas o la industria del vino que sí tenían acceso, debido a que no estaban bajo control de la ciudad.
Se debe tomar en cuenta que las empresas de alimentos dependen de 70% del agua del mundo, según un informe de 2016 de la ONU.
La escasez del agua no es exclusiva de Sudáfrica, ya que el riesgo se extiende a urbes como la Ciudad de México, Sao Paulo, Pekín, Bangalore, El Cairo, Yakarta, Moscú, Estambul, Londres, Tokio y Miami, de acuerdo con estimaciones de la ONU.
Sandra Guzmán, coordinadora del Grupo de Financiamiento Climático para América Latina y el Caribe, dijo que se trata de “un problema que se profundiza porque no hay una cultura del respeto del agua, del manejo de los sistemas hídricos y de prevención”.
Añadió que alertas como la de Ciudad del Cabo son el principio de un llamado de atención global ante el incremento de la tensión sobre un tema al que “no se le puso la atención suficiente”.
De acuerdo con las expertas, la escasez de agua no es un problema lineal del que unos cuantos deban ocuparse o que sólo afecte a las personas de bajos recursos o de alguna región.
“Incluso aquellos hogares en Ciudad del Cabo con ingresos medios y altos sufrieron el fenómeno. No era que sólo los ricos podían acceder al agua, claro quien tiene recursos va a poder comprar más agua embotellada que vendrá de diferentes lugares y eso tiene que ver con un fenómeno económico, pero quienes tengan menores recursos obviamente no va a tener los mismos medios para compra o abastecerse de agua”.
POLÍTICA, UN TEMA CENTRAL
Para Claudia Campero, colaboradora de Food and Water Watch, las soluciones involucran descentralizar el poder del agua, porque se trata de un tema político, pero las soluciones como la captación de agua de lluvia que desconcentran ese poder no son atractivas para las empresas que quieren manejar el agua y por los gobiernos locales son vistas como arriesgadas.
En ese sentido, Sandra Guzmán explicó que la privatización del agua mediante grandes empresas que tienen ciertas concesiones como la minería, en el caso de México, una industria que consume en demasía el recurso y paga muy poco por él éste, es uno de los problemas que se deben resolver.
En tanto, “el agua en México es muy barata y la gente no la cuida”, por ello, mientras en algunas zonas de la ciudad la población padece por la falta en el suministro, en otras lo tienen con facilidad siguen sin asimilar que el agua no es infinita y que “se trata del oro azul del mundo que no estamos valorando”.
Campero recordó que el agua es un tema de justicia social que pasa por intereses económicos y políticos muy importantes y que “las decisiones que se toman en torno a las posibles soluciones siempre van a estar permeadas por grupos que tienen mayor capacidad de incidir en ellas”.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la escasez de agua ya afecta a cuatro de cada 10 personas, y a esta crisis se suma la contaminación del agua y la falta de saneamiento básico, aspectos que obstaculizan la erradicación de la pobreza extrema y las enfermedades.
Meera Karunananthan indicó que una de las primeras medidas para salvar el recurso es que “el agua debe ser reconocida como un derecho humano y protegido como servicio público, lo que significa que nadie es su dueño, incluido el gobierno. Ése es el comienzo”.
Las expertas coincidieron en que a pesar de que la falta de agua no es un problema nuevo y que se debieron tomar medidas para retrasar el problema, aún hay tiempo para que las autoridades apuesten por políticas para el cuidado del agua y su distribución sin favorecer a las grandes empresas, y apelan a la conciencia en el consumo diario de agua.
Fuente: Excélsior