Diario de un reportero
Ramsés Ancira
Gracias al trabajo en conjunto de Jaime Martínez Veloz, titular de la Comisión Nacional de Pueblos Indígenas y Rosa Isela Rodríguez, Secretaria de Desarrollo Rural y Equidad para las Comunidades de la Ciudad de México, pero no a la eficiencia del sistema judicial de la Ciudad de México, el joven Víctor Manuel Cervantes ha obtenido su libertad bajo fianza.
Es justo y necesario hacer un reconocimiento al trabajo conjunto de instituciones del gobierno federal y local para evitar que Víctor Manuel siguiera perdiendo su joven vida en un encierro injusto, pero la alegría no nos debe hacer perder de vista el racismo, la corrupción y el odio a la pobreza y a los indios que prevalecen en el sistema de justicia en México.
Originalmente Víctor Manuel Cervantes fue sentenciado a más de 5 años de prisión, un amparo redujo su pena a 4 años 9 meses, y por esta vía logró el beneficio de la libertad bajo fianza, con un pago de 10 mil pesos al sistema judicial, en compensación por haberle hecho el favor de robarle más de 15 meses de su vida, y otro de 7 mil pesos por reparación de un daño que él no cometió.
La historia es que en febrero de 2016, una joven en el metro le pidió ayudarla con su mochila dentro de un vagón del tren detenido en la estación Chabacano de la línea 9. Cuando bajó del convoy para trasbordar en Centro Médico hacia Balderas, donde acababa de obtener trabajo preparando tacos, lo detuvieron acusándolo de robo de celulares.
También detuvieron a la mujer y a un cómplice, pero ellos salieron rápido en libertad. Víctor se quedó como «pagador».
Con la mirada primero, y luego verbalmente, Víctor le suplicó a la joven que dijera la verdad, que él solo le había ayudado. Horas después lo ingresaron al Reclusorio Oriente, del cual no salió hasta hace unas horas, el cinco de septiembre del 2017
Originalmente el abogado defensor de oficio, le recomendó a Víctor Manuel que se declarara culpable, pues al fin y al cabo es indio y como no tenía antecedentes penales lo liberarían rápido con una fianza de la fundación Carlos Slim.
No fue así, le robaron casi dos años de su vida porque en México los jueces no preguntan, no se valen de los expertos que deberían auxiliarlos para conocer la verdad. Los ministerios públicos no sirven a la justicia ni a la sociedad. Son máquinas de acumular años de sentencia para ascender de puesto y ganar prestigio que les permita cobrar más y mejores mordidas.
De los 16 meses de prisión que purgó Víctor, los cuatro primeros fueron de virtual esclavitud, lavando tenis con un cepillo de dientes y calzones de los presos más ricos para poder comprar agua limpia, para beber, porque ni a esto tienen derecho gratis los presos de reclusorios en la Ciudad de México, como tampoco a una colchoneta o a un suéter si no los llevan al ingresar a prisión. Más bien aunque los traigan puestos pues se los cortan con una navaja, y si el calzado no está roto, tienen que “donarlo” a los capos que controlan las prisiones.
En el balance nos quedamos con la alegría por la libertad de Víctor, pero no dejemos de hacer notar que en las cárceles siguen predominando los presuntos culpables y no los verdaderos delincuentes.
Para honrar en vida a Armando Lenin Salgado
Quienes nunca pisaron una celda en su vida fueron los hombres armados con rifles de alto poder que asesinaron a mansalva a jóvenes que caminaban por la Escuela Normal de Maestros, o estaban tendidos en el quirófano del hospital Rubén Leñero.
Es el único crimen de estado que ha podido ser documentado en México y esto fue gracias al valor de Armando Lenin Salgado, quien alcanzó a tomar varias gráficas antes de que los halcones empezaran a dispararle.
Armando no tuvo prestaciones médicas. Vive sin pensión en una ranchería de Guerrero y hace unos días, para poder ser atendido en el Instituto Nacional de Cancerología, su familia tuvo que rentar un UBER para traerlo a la Ciudad de México. A las tres horas lo regresaron porque en el INCAN no había un médico que pudiera autorizar su internamiento un viernes por la tarde. Tres días después tuvo que regresar en el mismo taxi y así deberá hacerlo cuantas veces tenga que venir a seguir su tratamiento.
Salgado, quizá nuestro más legendario fotoperiodista del Siglo XX, cuyo trabajo obligó a pavimentar Ciudad Nezahualcóyotl luego de que Gustavo Alatriste filmó la película QRR, basado en sus fotografías, requiere del apoyo de la gente que valora su trabajo, como lo que es, un archivo de valor histórico. Para pensar entre todos la mejor manera de honrarlo en vida, nos reuniremos hoy seis de septiembre de 2017, a las siete de la noche. Quienes quieran asistir están invitados al local de Brújula Metropolitana en Álvaro Obregón 182, colonia Roma, muy cerca del Metrobús.
Dos recomendaciones, prevénganse de la lluvia y por guapa que esté la persona que le acompañe en el transporte público, cédale si quiere el asiento, pero por ningún motivo le cargue un bulto aunque se lo pida con la sonrisa más tierna.
1 comentario
Quiero agregar al ver esta columna publicada, que como lo mostró Víctor Frankl, aun en lo peor del horror el hombre puede encontrar un sentido. Espero que de esta experiencia, Víctor Manuel pueda superar la tortura que significa estar preso por un delito que no cometió, ingresar a la universidad a estudiar derecho, que es un deseo que alguna vez me manifestó y contribuir a evitar que continúe la cadena perpetua de presuntos culpables encarcelados sin pruebas mínimas.