No hay circo sin payasadas.
El PRI ha iniciado los trabajos para definir estrategias que le permitan conservar el poder en un clima por demás adverso. Eso es todo el chiste.
En este momento la prioridad del partido tricolor no es encontrar al candidato presidencial idóneo, sino salir del “socavón” que lo tiene sumido en el tercer lugar de las preferencias electorales, según todas las encuestas.
Las cinco mesas temáticas iniciadas en Guadalajara, Mazatlán, Saltillo, Toluca y Campeche, buscan discutir el futuro… y hacer futurismo; definir las bases del “paquetazo” de acciónes y la oferta política para el próximo año electoral; fijar las reglas del juego con fuego para la selección de un candidato presidencial competitivo, inteligente, con trayectoria y experiencia, honesto, fuerte, audaz y valiente, pero, sobre todo, mandar un mensaje de unidad, adentro y afuera, para quienes ven al partido como fierro viejo, oxidado y carcomido.
La prole militante de “a pie” rechaza de antemano que la “cúpula” del tricolor vaya a salir otra vez con la misma gata, pero revolcada, desesperado como está al gobernar sólo en 15 estados (y eso considerando a Chiapas en manos del Partido Verde como si fuera propio), habiendo perdido en 11, con posibilidad de quedarse sin Coahuila (aún en litigio), y con más de 4.7 millones de votos menos; todo, de 2012 a la fecha.
Desde luego despierta morbo la “cena de negros” que hay en la Mesa de Estatutos, en Campeche, para debatir si se abren o no los últimos candados que impiden la candidatura presidencial a cualquier militante o simpatizante “externo”. Esos tiempos ya pasaron, aunquemucha gente en el PRI siga pensando que eso es innecesario en el caso del aspirante presidencial. El líder tricolor, Enrique Ochoa Reza, asegura que todo partido democrático debe tener múltiples procesos para seleccionar a los mejores candidatos. ¿Lo receta a nombre de su jefe, para disfrazar de democracia el privilegio presidencial de mandar para destapar al “tapado”?
El proceso no es tan sencillo, si bien es cierto que el primer priista del país lleva mano y tiene “dedo”, también es verdad que su decisión no necesariamente garantiza el triunfo, como en el pasado. El PRI es el partido más rechazado, carga con el pesado fardo de la baja calificación del presidente Peña y el desgaste de su poder.
Tanto o más relevante que la Mesa de Estatutos es la de Visión de Futuro, en Zapopan, a la que asisten algunos de los aspirantes más mencionados en las encuestas futuristas. ¿Será una especie de pasarela? Como sea, lo importante es que de esa mesa saldrá la propuesta que habrá de convencer al electorado para volver a votar por el PRI y evitar que las reformas estructurales (educativa, energética, fiscal, laboral y de telecomunicaciones) puedan ser revertidas por los afanes lopezobradoristas, y que tan caras le han costado a Peña Nieto.
Las mesas del Programa de Acción, en Toluca, Declaración de Principios, en Saltillo, Cuentas y Ética, en Mazatlán, también harán ruido, pero no tanto…
Por ahora, lo más importante que deberá surgir de los dictámenes que habrán de ser debatidos, y en su caso aprobados en la XXII Asamblea Nacional, es el apoyo de las bases al partido. Para nadie es un secreto la inconformidad de muchos priistas por la manera en que “la burbuja” mexiquense se ha apoderado de las decisiones. La disidencia rebelde busca inclusión, apertura y capacidad de decisión, a cambio de unidad.
El gran reto del PRI no es salir con un candidato que pueda terminar en candidote, sino garantizar precisamente la unidad, no solo con disciplina de dientes pa’fuera.
El sábado, cuando el presidente encabece y clausure la asamblea priista deberá dejar todo bien “planchadito”, con la certeza de cohesión en pos de nuevos tiempos que refieran a la gloria del período hegemónico y monolítico del ex partido “aplanadora”. ¿Para volver al futuro sin perder el poder?
EL MONJE PRECISO: Será hasta finales del año cuando el Consejo Político Nacional del PRI escoja el mecanismo de selección de más de 18 mil 500 candidatos, comenzando con el presidencial, justo en horas de dolor provocado por el cáncer de la corrupción y la impunidad que lo agobia, debilita y condena, y que, dicho sea de paso, provoca la gran confrontación de las ambiciones personales de los que no entienden que no entienden.