Mientras el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, disfruta de sus “vacaciones de trabajo” en su lujoso club de golf, la Casa Blanca está patas p’arriba. Y es que los contratistas comenzaron a mover muebles y otros objetos en el ala oeste, donde trabajan al menos dos grúas, según indicó el canal CBS12.
A la entrada del ala oeste hay un letrero de advertencia para evitar accidentes durante las obras y en cada habitación hay una cinta azul para indicar que están en obras y no se puede entrar bajo ninguna medida.
El gerente de medios sociales de Trump, Dan Scavino, dio fe de ello al publicar hace seis días en Twitter una foto de una de las salas casi vacía. Sin embargo, según apuntó el canal, el trabajo más tedioso y más caro es el reemplazo de todo el sistema de aire acondicionado y calefacción por 1.9 millones de dólares.
Esta tarea también incluye la instalación de nuevos cables y el arreglo de algunos escalones del Pórtico Sur que están a punto de convertirse en añicos. El techo de la Sala Este también presenta grietas de buen ver, agudizadas por las lluvias. De hecho, la sala de prensa tiene algunas filtraciones.
Junto a esto se están pintando algunas secciones en el interior de la residencia presidencial con un costo aproximado de $275 mil y se están colocando varias alfombras gigantes. “Eso es realmente importante, dijo Isabella Saljanin, una visitante de Nueva York., en declaraciones al canal, recogidas por Mundo Hispánico.
Creo que es algo gracioso, que estos son temas que tienen los hogares de hoy en día. No es algo que la Casa Blanca debería tener, pero creo que es bueno que lo arreglen”, apuntó la mujer.
Al parecer, según apuntaron expertos, “la construcción de una nueva Casa Blanca sería más barata que la restauración completa”.
No obstante, aunque todas las familias presidenciales le den su propio toque al lugar, la remodelación se hace cada vez que llega un nuevo mandatario.
Fuente: Excélsior