Al respecto…
Alejandro Aguirre Guerrero
Le apodan el «Guaya Cano», se llama Eduardo Francisco Villatoro, peligroso narcotraficante y autor intelectual de la masacre de siete policías en junio del 2013; tuvo el dominio (y quizá tiene aún), del occidente guatemalteco para el tráfico de droga; por su peligrosidad fue trasladado al penal militar de Matamoros, el mismo donde duerme Javier Duarte, «el mexicano»; han cruzado la mirada varias veces; siempre que ocurre, el de Veracruz la baja; el nativo, la sostiene, lo reta.
Condenado a más de 800 años de prisión, Marvin Montiel Marín, alias «el taquero», también fue recluido, por su salvajismo, en Matamoros. En su currículum delictivo se encuentran, «nada más», el asesinato de 13 salvadoreños, 15 nicaragüenses y el del Capitán Byron Lima, quien dominó durante muchos años las 22 cárceles de Guatemala. «El taquero» lo mató, irónicamente, adentro de un penal para adueñarse de ese poder, y así, adoptar el mote del «señor de las prisiones». Este personaje conoce bien al extranjero Duarte.
En Matamoros no sólo se encuentran los delincuentes menos escrupulosos, también los considerados «poderosos, adinerados, y en consecuencia, propensos a ser asesinados por otros». De hecho, mis fuentes me explicaron que la peligrosidad de las cárceles en Guatemala, no se mide a través del número de pandilleros o Maras reclusos, sino por la penetración o influencia económica que tienen los reos.
Ahí, cerca de Javier Duarte están otros dos internos menos peligrosos, pero igual de hampones, Haroldo Mendoza Matta, narcotraficante acusado de asesinato y robo de propiedades. De igual forma, pernoctan ahí tanto el ex Magistrado guatemalteco Douglas Charchal, como Gustavo Martínez, ex Secretario de la Presidencia y yerno del ex Presidente de ese país, Otto Pérez Molina, ambos recluidos por corruptos.
En Matamoros también se encuentra el asesino del conocido cantautor Facundo Cabral, José Alejandro Jiménez González, alias «el palidejo», relacionado también con el ataque al narcotraficante nicaragüense, Henry Fariñas.
«Ahora bien, Alejandro, hablar de que Javier Duarte corre peligro en la cárcel de Matamoros es hablar de una probabilidad del 60, 70 por ciento; Javier está a la par de una persona como el taquero, que es un vil asesino, igual que guaya Cano. El Ministro de Gobernación argumentó que la vida del mexicano corre riesgo, y es evidente, porque las cárceles en Guatemala no son seguras, y menos la militar de Matamoros», me dijo un informado colega de ese país.
Javier Duarte está en la cárcel donde ponen a la «calaña» más «pipirisnais» del «hamponaje» extranjero o guatemalteco; están sus «compañeros de pupitre», sus «paisas». En Matamoros hay jefes del narco, (no «segundones»), ex políticos, ex banqueros, ex funcionarios, en pocas palabras, siendo honestos, es el sitio donde el ex gobernador, por los delitos que le imputan la PGR y la Fiscalía de Veracruz, debería estar.
A las autoridades guatemaltecas les preocupa algún atentado contra Duarte por simple lógica, porque está en la cárcel donde ni un «Sylvester Stallone», en su película más «hollywoodense», podría sobrevivir si es que deciden «ir por él». Mis fuentes en el gobierno de ese país me han dicho que, de verdad, les urge regresarnos a «el Javier», temen que en lugar de que lo «ajusticien los mexicanos, acaben haciéndolo los propios internos de Matamoros, nada más por el simple gusto de echarse a uno más». Pareciera que ahí adentro, en lo más selecto de la población, saben de sobra algunas travesuras del veracruzano.
Twitter: @aaguirre_g