La policía los identifica como “floaters”. Son cuerpos sin vida que aparecen flotando en el agua. Las bajas temperaturas durante el invierno, explican, mantienen a los cadáveres hundidos. La descomposición se acelera cuando vuelven a subir las temperaturas con la llegada de la primavera y los cuerpos emergen del fondo. El personal que se encarga del mantenimiento de Central Park acaba de descubrir dos en menos de 24 horas en el icónico parque de Nueva York.
El primer cadáver se encontró a medio día del martes en la reserva de agua situada al norte del parque, a la altura de la calle 87, no muy lejos del museo Guggenheim. Es una zona muy concurrida por los turistas que se adentran a descubrir las maravillas de Central Park y aficionados al jogging. “Pensé que era basura”, comentó un testigo a los medios locales, “no parecía un humano”. El cuerpo estaba desnudo y no presentaba signos de traumatismo.
El segundo cadáver fue descubierto este miércoles a primera hora de la mañana al sur del parque, en el estanque que está entrando por la calle 59 y la Quinta Avenida, frente al emblemático hotel Plaza y la tienda con forma de cubo de Apple. Tampoco presentaba síntomas de violencia pero el espeluznante descubrimiento trajo a la memoria de los vecinos los peores días que vivió la ciudad de Nueva York por el crimen. Ahora Central Park es un lugar seguro.
Ninguno de los dos cuerpos ha sido identificado por la policía. El cadáver en la reserva dedicada a Jackie Kennedy estaba, además, tan deteriorado que los agentes no fueron capaces de determinar a primera vista el género cuando lo extrajeron del agua. Acerca de las dos víctimas se sabe ya que son hombres, pero poco más. El equipo forense de la NYPD trata de determinar ahora las circunstancias de las dos muertes, por si fueran fruto de un acto criminal.
Tampoco se sabe cuánto tiempo llevaban en el agua. La reserva en Central Park, que tras su renovación se convirtió en una de las principales atracciones turísticas, tiene más de medio kilómetro de largo y una profundidad que en algunos puntos se acerca a los 15 metros. La ciudad de Nueva York dedicó el espacio a la antigua primera dama estadounidense en 1994 tras su muerte. La historia cuenta que la última vez que se le vio en público fue paseando por el parque.
Fuente: El País