El Tribunal Superior Electoral de Brasil suspendió hoy, dos horas después de iniciado, el juicio en que debe establecer si hubo fraudes en la campaña de Dilma Rousseff y Michel Temer en 2014, que pudiera costarle el cargo al actual mandatario.
En forma unánime, la corte aceptó las primeras apelaciones de la defensa de Rousseff, destituida por fraudes fiscales en agosto de 2016 y sustituida por Temer, que pidió un plazo mayor para presentar sus alegaciones finales y citar nuevos testigos, con lo cual el proceso ha quedado suspendido por un plazo aún no definido.
El tribunal aceptó la tesis de la defensa de Rousseff, según la cual el plazo para presentar sus últimos alegatos era de cinco días, y no de dos como había establecido la corte, y también la necesidad de que sean escuchados nuevos testigos.
Entre ellos, será citado el exministro de Hacienda Guido Mantega, sospechoso de haber negociado donaciones irregulares para la campaña de 2014 con el grupo Odebrecht, lo cual ha sido solicitado por la defensa de Rousseff.
La aceptación de esas demandas abre un paréntesis en el juicio, que quedará en suspenso al menos hasta la próxima semana, cuando vencerá el nuevo plazo para la presentación de los alegatos finales de las defensas, aunque en medios jurídicos ya se calcula que sólo será retomado en mayo.
En este proceso, el Tribunal Superior Electoral, fundado en 1932, sienta por primera vez en el banquillo a los miembros de una fórmula que ganó unos comicios presidenciales.
Catalogada como Acción de Investigación Judicial Electoral (Aije) 194358, la demanda se refiere a supuestas «donaciones» recibidas por Rousseff y Temer para la campaña de 2014, cuando fueron reelegidos, que habrían salido de la red de corrupción que operó en Petrobras y concretamente del grupo Odebrecht, implicado en esa trama.
Según ha confesado Marcelo Odebrecht, expresidente de la empresa, su grupo donó para esa campaña de Rousseff y Temer 150 millones de reales (hoy unos 48 millones de dólares) y al menos una tercera parte de ese dinero tuvo origen en la corrupción.
Fuente: Excélsior