Por Alejandro Aguirre Guerrero
Semanas pasan y la misma pregunta nos hacemos todos. Consulté mis fuentes y me dicen que contrario a lo que muchos creen, el tema de Duarte no se ha detenido o aletargado. Me afirman que no está en Europa ni en Canadá, sus destinos anhelados, sino en Centroamérica, sumido en los suburbios de bajo presupuesto.
Tanto el prófugo de la justicia como su esposa, Karime Macías (recordemos que ella no tiene orden de aprehensión a pesar de escapar con él), no pueden cargar con un saco de billetes a la espalda; de alguna manera se financian. Cierto es que ambos son expertos en triangular recursos y en «prestanombrear», pero con el ojo de las autoridades encima no es tan fácil, como lo hicieron en Veracruz.
Me dicen que en breve, por la intención de seguir huyendo al lado de su esposa, Javier Duarte cometerá un error y querrá allegarse de efectivo, pues los servicios de inteligencia han tejido todo un operativo para cercar cualquier vía, «prestanombreada» o no, que pudiera dotar de «cash» al prófugo más buscado.
Dejando de lado, al menos un momento, la teoría respecto a que pudiera estar protegido porque «sabe demasiado», existe también la lógica creencia, en un buen sector ciudadano, que el prófugo veracruzano pudiera estar muerto, alimentada principalmente por el pasar de meses sin noticia de él, sobre todo cuando su búsqueda la encabezan quienes capturaron a El Chapo.
Me comenta una fuente digna de todo crédito, que hasta el momento no tienen indicio alguno que revele una probable muerte de Javier Duarte. Las investigaciones continúan señalando que el ex gobernador está «vivito y coleando» en territorio centroamericano, o aventuradamente, sudamericano.
Las pesquisas indican que Duarte cada vez gasta más dinero comprando «ayudas» o «conciencias» en el país que pisa, o bien, en cada frontera que cruza, pues podría estar traspasando en diversas ocasiones un mismo segmento limítrofe, todos ellos, según me informan, centroamericanos.
Me dicen también que todos los amigos, familiares o personas que fueron cercanas a Duarte son vigiladas de cerca, y aunque contactarlas sería un error infantil, la necesidad económica que creen llegará pronto al veracruzano, podría llevarlo a cometer lo que muchos llaman un «momento de estupidez».
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