Rodrigo Navarro
Los grandes cambios de la historia nunca llegaron de los pobres, sino de la frustración de gente con grandes expectativas que nunca se cumplieron. Durante años escuchamos que la educación podía restablecer la igualdad de oportunidades. Ahora el 51% de los jóvenes titulados en la universidades están sin empleo y los que tienen trabajo, los tiene con sueldos por debajo de sus habilidades. Quién dijo esto es el filósofo polaco Zygmunt Bauman recientemente fallecido.
Bauman quién nació en 1925 en Polonia desarrollo el término modernidad líquida como caracterización de las actuales sociedades capitalistas globales, su creciente privatización, el consumismo y la revolución de la informática, murió este lunes en Leeds, Reino Unido. Recibió el premio Príncipe de Asturias en 2010.
Su familia huyó del nazismo hacia Rusia cuando él era apenas un niño. Siendo un adolescente participó en la Batalla de Kohlberg y Berlín, por ello recibió la cruz Militar del Valor. Regresó a Polonia y estudió en la Universidad de Varsovia sociología y filosofía. En 1968 una ola antisemita lo expulsó de su propio país, Polonia. Estuvo en Israel, EU y Canadá. Desde 1971 residió en Inglaterra. Escribió 57 libros y 100 ensayos. Fue un crítico del sistema moderno, de Ronald Reagan y de Margaret Tatcher, considerado un pesimista. “La promesa de que la riqueza de los de arriba se filtraría a los de abajo resultó una gran mentira”, escribió en ¿La riqueza de unos pocos nos beneficia a todos? (2014).
Pensaba que la modernidad construiría una mejor sociedad. En su obra Modernidad y ambivalencia (1996), plantea que la búsqueda de la identidad es la responsabilidad principal del sujeto y es la fuente de su arraigo. La modernidad líquida hace que esta vuelva a fundirse y soldarse una y otra vez. Cambia constantemente de forma, no hay arraigo. Produce una identidad flexible. El individuo se tiene que integrar a una sociedad global maleable, voluble. No hay postmodernidad, lo nuestro es una versión privatizada de la modernidad.
La felicidad se ha transformado de ser una aspiración de la sociedad a un deseo individual, consumiendo cosas en lugar de sentimientos: el amor, la amistad, la satisfacción del trabajo bien hecho. Lo que se consume, lo que se compra “son solo sedantes morales que tranquilizan tus escrúpulos éticos”. “Nuestros acuerdos son temporales, pasajeros, válidos solo hasta nuevo aviso”, decía una figura espigada, los pelos blancos revueltos y su pipa en la boca. “El viejo límite sagrado entre el horario laboral y el tiempo personal ha desaparecido. Estamos permanentemente disponibles, siempre en el puesto de trabajo”
«Ha sido una catástrofe arrastrar la clase media a la pobreza. El conflicto ya no es entre clases, sino de cada uno con la sociedad. Las redes sociales son una trampa. Han creado un sustituto falso de la comunidad. Todo es más fácil en la vida virtual. Hemos perdido el arte de las relaciones sociales”. “La crisis de la democracia es un colapso de la confianza. Los líderes son no solo corruptos o estúpidos, sino incapaces. La gente ya no cree en el sistema democrático porque este no cumple sus promesas.”
“Si quieres libertad tiene que renunciar a la seguridad, creímos que había triunfado la libertad y estábamos en una orgía consumista. La clase media ha sido arrastrada al proletariado. Ha sido un despertar amargo. No es solo una falta de seguridad, también es una falta de libertad”. “El poder, el poder real que controla nuestras vidas ya es global, pero nuestros políticos piensan y actúan como si todavía fuera local”.
“La búsqueda de una vida mejor es lo que nos ha sacado de las cuevas, un instinto natural y perfectamente comprensible, pero en el último medio siglo se ha llegado a pensar que es equivalente al aumento de consumo y eso es muy peligroso”, dijo en una de sus últimas entrevistas.
La globalización está teniendo problemas ambientales graves. No solo en el uso y consumo de los recursos naturales como quedó evidenciado en esta COP13 de Biodiversidad sino en al avance de los efectos del Cambio Climático que no conoce de treguas navideñas.
En 1998 La NOAA publicó los resultados en relación al aumento de la temperatura de la superficie de la Tierra con datos desde 1880. Reconocía que había que corregir al doble sus datos previos. De inmediato el Comité de Ciencia, Tecnología y el Espacio del senado de EU liderada por el republicano texano Lamar Smith contraatacó diciendo que la NOAA alteró los datos con fines políticos para su beneficio, obtener mayor presupuesto.
En estos días la Universidad de Berkley publicó un estudio liderado por Seke Hausfather científico del clima y analista de sistemas energéticos del Laboratorio de Energía y Recursos de la propia universidad e investigador del prestigioso Berkley Earth, con datos consistentes al estudio de la NOAA que ratifica esa publicación de la institución.
El escrito asegura que la superficie del planeta en efecto se está calentando sin pausa. En 2015 hubo un record de aumento de la temperatura global. 2016 impuso un nuevo record, esto quiere decir un aumento sostenido. De los 16 años de temperatura record registrados, 15 han ocurrido en este siglo XXI. Solamente en 2012 no ocurrió, “en ese periodo hubo una ligera mejoría sobre el periodo anterior debido al fenómeno del Niño”, expresó Seke.
El CC tiene efectos sobre el océano. Por ejemplo el CO2 que aventamos los humanos a la atmósfera produce la acidificación de este por la disolución de CO2 en el mar. Causa que organismos que fijan el carbonato de calcio como los corales y los moluscos para sus conchas, se vean afectados. Esto a su vez perjudica a las poblaciones de peces y por tanto a las pesquerías de consumo humano. No sabemos cómo la acidificación del océano afectará la vida en el mar en el futuro. El 15% de los corales del mundo se están blanqueando por el aumento de la temperatura del océano.
Las algas que viven dentro del coral y les proveen en 90% de su energía metabólica están siendo expulsadas porque, a cierta temperatura, se vuelven tóxicas para el coral y este las “vomita”.
https://josecardenas.com/2016/08/descubiertos-flagrancia-la-expulsion-las-algas-del-coral/
El aumento de la temperatura de la atmósfera está derritiendo el hielo y aumentando el nivelo del mar. Además el agua caliente se expande y ocupa mayor espacio. Un aumento de un metro en el mar produciría inundaciones en la mayoría de las ciudades costeras. Además los fenómenos atmosféricos son cada año más numerosos y más poderosos. Cada año se invierte más dinero en remediar los daños que causa el clima.
Llegaremos al punto en que el océano no pueda absorber nada más: ni el aumento de la temperatura, ni el CO2 atmosférico y esta aumente descontroladamente. Esto podría alcanzarse, a las tasas actuales entre 2070 y 2080. Necesitamos reducir emisiones concluye el estudio.
Y Donald Trump amenaza, no solo con no cumplir las metas acordadas por la administración Obama para reducir emisiones de CO2, sino salirse de los pactos de Cambio Climático, Biodiversidad y Desarrollo Humano. Empujar la industria petrolera, una de los mayores causantes de CO2 en el planeta.
Somos muchos, 7 mil millones de seres humanos. Éramos mil millones en 1930. El actual patrón de consumo energético y consumo desmedido de recursos naturales disparó el crecimiento y expansión de nuestra especie hasta ser una plaga. Lo han dicho pensadores como Stephen Hawking. El proceso de obtención y producción de combustibles fósiles y su uso producen costos ocultos que afectan nuestra supervivencia.
En lugar de cambiarlos y proponer usos alternos, subsidiamos las gasolinas. Beneficiamos una cultura del automóvil. Al quitarnos el subsidio, se han producido revuelos sociales (que tienen raíces aún más profundas).
Habría que realizar acciones más concretas. Ver esta coyuntura como una oportunidad. Oportunidad de consumir menos gasolina, menos gas y menos electricidad debido a que están muy caros. Usar la bicicleta, cuidar el agua, usar menos agua caliente. Gastar menos gas. Salirnos de nuestra zona de confort.