En la decisión de política monetaria del Banco de México (Banxico) que se llevó a cabo el pasado 15 de diciembre, los miembros de la Junta de Gobierno coincidieron en que el balance de riesgos para la inflación ha seguido deteriorándose.
De acuerdo con las minutas de la Junta, entre los riesgos al alza, la mayoría sostuvo que el principal es que el peso experimente depreciaciones adicionales que afecten las expectativas de inflación y el comportamiento de los precios, sin embargo descartaron presiones significativas provenientes de la demanda agregada sobre los precios de la economía.
Algunos miembros advirtieron que la persistencia de la depreciación cambiaria y las expectativas de una mayor debilidad de la moneda en el futuro podrían aumentar el traspaso a la inflación e incluso algunos integrantes destacaron que el incremento en el salario mínimo pudiera tener un efecto de contaminación en el resto de la estructura salarial, así como la baja base de comparación de 2016 y la liberalización gradual del precio de las gasolinas, afectando las expectativas de inflación.
En el último movimiento del año, la junta decidió por unanimidad elevar en 50 puntos base la tasa de referencia, para ubicarla en 5.75 por ciento, esto con el objetivo de contrarrestar las presiones inflacionarias adicionales, indicó el organismo.
Respecto a la actividad económica, en el tercer trimestre del año mostró una reactivación después del bajo crecimiento registrado en el trimestre previo, sin embargo, indicaron que el balance de riesgos para el crecimiento siguió deteriorándose.
Los miembros indicaron que el resultado del proceso electoral de Estados Unidos ha incrementado el riesgo de la adopción de políticas que pudiesen llegar a incidir negativamente en la relación bilateral de México con dicho país.
Reconocieron que la incertidumbre provocada por el resultado de las elecciones presidenciales en Estados Unidos pudo haber tenido ya un impacto en la inversión privada de México, a través de las expectativas de los productores.
En este sentido, los riesgos a la baja para el crecimiento es el posible impacto de una menor inversión extranjera directa, la disminución de remesas y el menor comercio exterior asociados a políticas proteccionistas por parte de Estados Unidos, así como la menor producción manufacturera en ese país y un deterioro adicional en la confianza de los consumidores y productores en México.
Los miembros de la Junta indicaron que la incertidumbre sobre el programa económico de la nueva Administración estadounidense, es muy difícil hacer una evaluación del panorama para 2017 y años posteriores.
La mayoría de los integrantes señaló que en el entorno que actualmente enfrenta la economía nacional, es especialmente relevante que las autoridades fortalezcan los fundamentos macroeconómicos del País, alertando uno de ellos que dicho entorno podría tornarse incluso más difícil.
Así, la mayoría recalcó que es relevante que se persevere en los esfuerzos de consolidación fiscal, en particular reduciendo el cociente de deuda pública a PIB, y que la política monetaria continúe realizando ajustes al ritmo que sea oportuno.
Por otra parte, un integrante alertó que en la actualidad, la situación de las finanzas públicas representa la principal fuente de nerviosismo en los mercados, destacando algunos el deterioro que se ha observado en los indicadores de solvencia del País.
Fuente: Reforma