Andares Políticos
Benjamín Torres Uballe
México, conocido como el cuerno de la abundancia por su vasta cantidad de recursos, ha sido saqueado a través de su historia. Primero fueron los conquistadores españoles los que se llenaron las manos con los metales preciosos y la sangre de nuestros antepasados. Muchos siglos después el panorama parece no haber cambiado mucho. La rapiña continúa, los políticos la llevan a cabo.
Javier Duarte de Ochoa, Guillermo Padrés Elías, César Duarte Jáquez, Roberto Borge Angulo, Andrés Granier, Mario Villanueva, René Bejarano, Carlos Ímaz y Jorge Emilio González son algunos de los muchos nombres asociados al escándalo, la corrupción y al latrocinio de los recursos públicos en nuestro país.
La lista es muy extensa. Los depredadores se han multiplicado por la protección e impunidad de la que gozan. Están en todos los partidos políticos, en el Congreso, en el Gabinete, en las dependencias oficiales. Desde sus altos puestos se dedican a enriquecerse de forma ilegal y obscena. Lucran con el tráfico de influencias, con el contratismo, con los “moches”… con todo.
El enfermizo saqueo de la clase política alcanzó niveles que ni la mente más perversa pudo imaginar. Los gobernadores son los peores, los más letales ladrones del erario. Cada día que pasa nos enteramos con la mayor indignación de cómo vació Javier Duarte las arcas del estado veracruzano. La cifra, estimada en más de 35 mil millones de pesos, es sencillamente escalofriante. Así se las gastan esta clase de virreyes. No importa su militancia, lo traen en el ADN.
Impunidad es reincidencia, todos lo sabemos. Y los partidos políticos defienden y protegen a sus “probos” funcionarios. El PRI y el Presidente conocían desde hace años el desvío que estaba realizando el gobernador de Veracruz. Lo había reportado la Auditoría Superior de la Federación.
Hoy todavía existe la percepción generalizada entre la sociedad de que Duarte de Ochoa está siendo protegido por el aparato oficial. Nadie cree que los “sagaces” cuerpos de inteligencia y policiacos no sean capaces de aprehender al prófugo ex mandatario priista. De ahí el desprestigio del Revolucionario Institucional y del gobierno federal por solapar al que abusa y roba. Nada más.
Al final de todo el escándalo, de ventilar públicamente también la vida privada de esos ladrones, de exhibirlos y condenarlos mediáticamente, de enviarlos a la cárcel (si acaso sucede), ¿quiénes son los paganos?, ¿quiénes absorberán el costo del botín? Usted y yo, amigo lector, que puntualmente pagamos nuestros impuestos, que cuando consumimos algún producto o servicio cubrimos rigurosamente el IVA, incluyendo las cada vez más caras gasolina y electricidad, por ejemplo.
Por eso, desde el momento en que algún funcionario —del nivel que sea— mete mano al presupuesto está lapidando también directamente nuestros bolsillos. Y una de las mayores y lesivas consecuencias del saqueo político es que, cuando no son suficientes los recursos nacionales, recurren a la deuda, a comprometer el país, es decir, pedir prestado para seguir robando.
Y los efectos del desorden y despojo saltan a la vista. Se estima que al cierre del año la deuda gubernamental rondará el 50.5% del Producto Interno Bruto (PIB). Las luces rojas por parte de algunas de las calificadoras internacionales ya se encendieron, y advirtieron que en caso de no disminuir los gastos y la mencionada deuda, no tardarán en disminuir las calificaciones a México.
No obstante, ¿cómo disminuir la excesiva y preocupante deuda con pillos que no tienen llenadera ni escrúpulos y que arriban a los puestos públicos con el único fin de enriquecerse de manera brutal a costa de los mexicanos? Tal parece que la red de complicidades y protección es lo suficientemente fuerte para que los rufianes sigan adelante, mientras la justicia nacional es burda simulación.
Mas no son únicamente los saqueadores profesionales —esos de cuello blanco— los causantes de que desaparezcan los dineros públicos, sino todos aquellos que viven y medran con los salarios y prerrogativas estratosféricas, además de injustificables pensiones. Los ministros de la (Tremenda) Corte y del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación dan cátedra de ello. También el presidente del “nuevo” PRI, Enrique Ochoa Reza, con su millonaria liquidación en la Comisión Federal de Electricidad.
Una pequeña parte de la cloaca política emergió en Veracruz con la administración del priista Javier Duarte. Si algún día en este país existe un sistema judicial serio y eficaz y se destapa el cochinero entero, ese día iniciaremos el verdadero camino hacia la democracia. No hay que generar más leyes de las que ya existen. No hay necesidad. Basta con aplicar las actuales a quien las infringe.
Por hoy, lamentablemente la realidad de México es que está llena de una clase política nociva que colocó al país en el tobogán del atraso y el endeudamiento, mientras con voracidad acumulan millones de pesos, dólares, propiedades fastuosas, participaciones en empresas de alta rentabilidad, colocan a sus juniors para sucederlos… En fin, el saqueo es sin fin.
@BTU15