Un autogolpe de estado se gesta desde lo más alto del poder. No se trata de una asonada o rebelión militar, sino de una estrategia política para entregar poder inaudito a las Fuerzas Armadas.
¿Se trata de una estrategia política para evitar que cualquier extraño enemigo del sistema dominante pueda llegar a gobernarnos?
Legisladores discuten una iniciativa, elaborada por los diputados priistas Cesar Camacho Quiroz y Martha Sofía Tamayo, que propone amarrar la seguridad nacional a la seguridad interior; plantea entregar a la milicia facultades de investigación y persecución de delitos de manera ilimitada… por si se ofrece.
De aprobarse el documento, a las operaciones militares de rutina como destacamentos y escoltas de seguridad, bases de operaciones móviles y fijas, intercepciones terrestres, aéreas y marítimas, patrullajes, vigilancia, custodia en instalaciones estratégicas o asistencia a la población en casos de desastre, se sumarían “otras que puedan ser necesarias”.
En esto último radica lo ambiguo…
Como en el caso de la Ley de Seguridad Nacional, la propuesta prevé que soldados y marinos puedan hacer uso de cualquier método para obtener información mediante escuchas telefónicas, trabajos de geolocalización e intervención de correos electrónicos… y más.
En los hechos, la información de instituciones gubernamentales y organizaciones civiles autónomas quedaría sometida a los intereses del poder, custodiado por la milicia. Eso irrita a las ONG’s.
La iniciativa pretende justificar la mayor acción militar como facultad del Estado para garantizar su propia subsistencia, incluyendo, desde luego, el monopolio del uso legítimo de la fuerza.
El proyecto legislativo se suma a la propuesta de reforma a la Ley de Seguridad Interior, presentada por el senador panista Roberto Gil, que busca otorgar a los soldados un sólido marco legal para actuar contra amenazas como el narcotráfico y la corrupción, deficiencia en la profesionalización de los cuerpos “civiles” de seguridad pública, terrorismo, delincuencia organizada, portación y tráfico ilícito de armas, lo cual, por cierto, es inaplazable.
Para no sembrar temores ni malos pensamientos, la iniciativa establece que las acciones militares extraordinarias serían coordinadas por el Centro de Investigación y Seguridad Nacional, de la Secretaría de Gobernación.
Las propuestas del PRI y el PAN, respaldadas por el Presidente de la República, responden a una insistente presión de las Fuerzas Armadas, sin embargo, van más allá, al sepultar el deseo político y social de regresar a los soldados a los cuarteles, mientras las autoridades civiles sean incapaces de salvaguardar el Estado de Derecho.
Insisto. ¿Los priistas pretenden entregar la custodia de la plaza a los militares, con tal de calmar el mal humor social… y evitar perder el poder?
EL MONJE ASALTADO: Tenga mucho cuidado con el creciente crimen silente. Asalto sin palabras, armas, ni golpes de por medio, cuando le sustraen a uno tarjetas de crédito o cheques, sin llevarse todo, solo algo, lo suficiente para que ante la indolencia de burócratas bancarios, como los que abundan en HSBC, los rateros cobren cheques y ordeñen a usted su cuenta. Tómelo en cuenta. Son ladrones disfrazados de comensales, en cualquier centro comercial, restaurante o cafetería. Ojo con los vecinos de mesa… y sus cómplices del valet parking. Caro cuesta el descuido, que encima del desfalco, debe pagar el ofendido con una denuncia ante el MP, que solo sirve solo para poco. La policía siempre vigila, dizque sirve y protege, sí, pero más y mejor al ladrón que a la víctima.
2 comentarios
Dañina para la supuesta «Naciente democracia mexicana» la iniciativa de otorgar mayor poder a las fuerzas armadas con el pretexto del combate al crimen. Se nota claramente la intención de aniquilar el descontento de la ciudadanía contra los abusos de las autoridades de todo nivel por la corrupción, la asignación que se hacen los diputados y senadores, los ministros y la burocracia toda de pagos multimillonarios por sus muy dudosos servicios a una nación empobrecida más cada día, un creciente número de compatriotas en la miseria y la certeza cruel de una clase política de millonarios, para servir a millonarios en un país de pobres.
Francamente no seria nada descabellado que el poder militar tomara por un tiempo el poder nacional con la finalidad de restablecer el orden, hacer una buena limpieza en todos los niveles y lograr una disciplina en nuestra sociedad. La verdad no veo elementos para pensar o soñar que alguno de los tantos políticos, o partidos existentes cambien el modelo que viene prevaleciendo desde hace ya tiempo atrás y que en lugar de mejorar la sociedad, influye en su descomposición. Desde la educación escolar hasta los ejemplos que dan aquellos dirigentes y lideres con los que des-afortunadamente tenemos. Por lo que veo se requiere mano firme y con fuerza real para vencer tanto vicio político, y mejorar la economía social, nacional y personal de cada uno de los mexicanos. Gracias de antemano por tener un medio donde se puede expresar los sentimientos , que espero sean de muchos mexicanos que estamos en espera de un cambio, pero para el bienestar general y no solo de una clase política que ya no sabe como frenar lo que algún día empezó.