El brillante doctor Andrés Roemer se pasó de listo. En su afán de salvar el pellejo empinó a la Canciller y al Presidente de la República; se burló de las instituciones y de la política exterior del país, que desde hace seis meses le daba de comer –muy bien– como embajador de México ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, (UNESCO), con sede en París, como antes lo hizo tres años cuando fue cónsul de México en San Francisco, California.
El amo y señor de la Ciudad de las Ideas (“un festival de mentes brillantes”) patrocinado por TV Azteca y el gobierno de Puebla, ex asesor de Carlos Salinas de Gortari en su campaña presidencial, sin experiencia en el Servicio Exterior Mexicano, demostró que su título de embajador era de membrete.
Roemer Solmianski sólo se representa a si mismo… y a su fe religiosa.
El punto de quiebre que provocó el cese fulminante del improvisado diplomático fue la propuesta de la UNESCO, “Palestina Ocupada”, para desvincular históricamente al judaísmo del Monte del Templo de Jerusalén, donde se asientan el Muro de los Lamentos y la Mezquita de Al-Aqsa, enclaves sagrados para musulmanes y judíos.
México, representado por el doctor Roemer, votó a favor de la propuesta palestina pese a la ira del gobierno israelí y el enojo de la comunidad judía en nuestro país.
En el momento de la votación nuestro embajador abandonó el salón de sesiones en un acto de inconformidad con la orden de la Cancillería. Haciendo malabares finalmente cumplió la encomienda, no sin antes ‘meter la pata’; se deslindó del voto, envió ‘tuits’ y cartas explicativas, reveló información indebida al representante de Israel, argumentando que su voto se dio por disciplina burocrática, justificando no haber podido actuar como verdadero judío.
No entiendo porque tanto brinco. El embajador pudo haber renunciado. Pero no, hasta para eso hacen falta pantalones.
Por indiscreto ¿y cobarde?, Roemer quedó mal con todos.
Al final de esta histeria, la Cancillería retiró el voto de México a favor de la resolución palestina; optó por la abstención.
¿De quién fue el error? ¿De Roemer por ‘zacatón’ o de quien lo nombró?
Roemer no hizo la chamba de informar debidamente el contexto y las implicaciones de la votación para el gobierno.
Relaciones Exteriores tampoco sale limpia. Tras el escándalo, la decisión de cambiar el sentido del voto exhibe ligereza en la toma de algunas decisiones diplomáticas. La abstención resultará mucho menos costosa que el voto a favor de la postura árabe, sin embargo, la encargada de la política exterior del país debe explicar el sentido de la decisión inicial y el conflicto que habría representado una confrontación con Israel y el apreciable vínculo oficial con la comunidad judía de México.
Corregir es de sabios, errar es de humanos… y actuar con torpeza se dice de otra manera muy fea.
EL MONJE ROCKERO: Javier Duarte, Guillermo Padrés y Bob Dylan integrarán un nuevo grupo musical; no será “The Who”, sino “The Where”… de aquí a que los encuentren.