En Contexto

Afrenta al Ejército y a la nación: muerte en Sinaloa

Publicado por
José Cárdenas

Francisco Fonseca

 

 

 

Aproximadamente a las 4 de la madrugada del pasado viernes 30 de septiembre, un convoy de militares ingresaba a la ciudad de Culiacán llevando un probable delincuente herido; provenían de Badiraguato, donde se presume que hubo un enfrentamiento. Al ingresar a Culiacán fueron emboscados por un grupo de personas armadas quienes utilizaron armas Barret m82, granadas y armas automáticas capaces de derribar un avión. Estos infelices lograron rescatar al detenido y ocasionaron la muerte de cinco militares.
Durante la emboscada y luego de haber concluido el enfrentamiento armado, los delincuentes utilizaron algún tipo de aditamento explosivo para incendiar la unidad donde se transportaban los elementos castrenses. Fue un ataque brutal y una afrenta a la dignidad y credibilidad de nuestro Instituto Armado.
Hablar del Ejército Mexicano es hablar de una Institución dedicada a preservar la paz y a custodiar la soberanía nacional. Las Fuerzas Armadas aseguran, y siempre ha sido así en todo tiempo y lugar, la tranquilidad y la paz sociales, el respeto al orden constitucional y la estabilidad política.
Nuestro Ejército actual es la misma y digna Fuerza Armada creada en 1821 a raíz de la consumación de la Independencia Nacional; es la misma figura que acompañó a Juárez, a Madero y a Carranza en sus luchas contra las invasiones territoriales y contra las traiciones; es la misma institución que se esfuerza por salvar las vidas de sus semejantes en casos de desastre, o en luchar a brazo partido contra el flagelo del tráfico de drogas, o en llevar a cabo diversas labores sociales. No es un Ejército de guerra y de violencia, sino un Ejército de paz. No es una Fuerza Armada para atacar a sus connacionales, sino para ver por sus vidas y por los intereses supremos de la nación.
El Ejército Mexicano es el único Ejército en Latinoamérica que en más de tres cuartos de siglo no ha sido protagonista de un golpe de Estado, atribuido según los estudiosos, a que su oficialidad no proviene de las capas oligárquicas, sino de los sectores sociales medios. Una novedad recientemente introducida es el permitir a las mujeres que participen en todas las áreas del Ejército.
El estamento militar es coincidente con nuestra sociedad; si hablase yo de lo opuesto, el orden militar estaría altamente diferenciado de nuestra sociedad, y sus miembros desempeñarían funciones exclusivamente militares. En los actuales Estados modernos los altos jefes militares defienden las necesidades de la seguridad militar dentro de la estructura gubernamental, formulando peticiones al alto nivel político sobre los recursos necesarios para la seguridad; también aconsejan y asesoran sobre implicaciones y contingencias militares; además reflejan en la esfera militar las decisiones políticas del Gobierno.
Por todo lo anterior es que la muerte de 5 soldados, sumados a los casi 70 habidos en los últimos 4 años, es inadmisible e intolerable.
Con justa razón, el general Salvador Cienfuegos Zepeda, secretario de la Defensa, molesto e irritado aseguró que “no descansaremos hasta que los asesinos sean juzgados. Sepan que vamos con todo, con la ley en la mano y la fuerza que sea necesaria (…), que la fuerza que apliquen tendrá la fuerza que corresponda por parte de la autoridad.”
“Este artero y cobarde ataque no es solo una afrenta a las Fuerzas Armadas, es también una afrenta a la naturaleza humana, a la convivencia colectiva, a los principios sociales, a las leyes que nos hemos dado…”

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José Cárdenas