A riesgo de acabar quemado en la hoguera de la intolerancia, este informador reitera el compromiso indeclinable con el valor que merecen las ideas religiosas y el derecho a la libertad de expresarlas, derecho incompatible con la trampa, las mentiras y el discurso del odio y la homofobia.
Decenas de miles de fieles católicos azuzados por el clero desde el púlpito –aunque lo nieguen–, marcharon a voz en cuello contra la iniciativa para legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo, lo cual amenaza con destruir a la “sagrada familia” que existe antes del derecho y el Estado; lanzaron consignas contra las “aberrantes” relaciones entre homosexuales a los cuales señalan como demonios corruptores de la sociedad y las buenas costumbres. Nadie intentó detenerlos.
Pero es muy diferente expresar un dogma que sembrar insidia para imponer moral y creencias intolerantes.
El sábado pasado, las multitudes cantaron el Himno Nacional antes de iniciar marchas para exorcizar a las uniones homosexuales vistas como un peligro para México.
Más allá del simbolismo están los falsos argumentos sobre el matrimonio, las mentiras lanzadas por la Iglesia Católica (que escondió la mano al negar su influencia en la protesta) y sobre todo, la andanada contra el modelo de educación sexual promovido por el Estado mexicano.
El Movimiento Nacional por la Familia, acusa a la secretaría de Educación Pública de promover la homosexualidad en los libros de texto de primaria; denuncia una falsa cultura de género y exige que cada quien tenga la libertad de educar a sus hijos según sus creencias. La grey católica confunde informar con pervertir.
Los modernos cruzados de la religión predominante exigen un modelo educativo a la medida de sus creencias a costa de excluir a quienes son distintos, ignorando el derecho consagrado en el primer artículo de la Carta Magna. Las hordas fanáticas presionan al Congreso para modificar el artículo cuarto de modo que la norma suprema sólo tolere matrimonios entre hombres y mujeres.
El conservadurismo reta al gobierno que tiene el deber de velar por la equidad y la justicia en materia de Derechos Humanos. Hablamos de garantizar las libertades y aplicación pareja de la ley.
Nada más falso que exista una ofensiva oficial contra las iglesias cristianas. Nada más lejano que un afán diabólico.
EL MONJE PERVERSO: La oposición al matrimonio igualitario tiene fondo político, de cara al 2018; ante el repliegue del gobierno y los partidos políticos por cuestiones de rentabilidad electoral, la jerarquía católica y sus organizaciones seguidoras pretenden polarizar a la opinión pública para imponer una agenda acorde a su interés; están en su juego aun cuando la estrategia nada tenga que ver con el desgastado prestigio de los curas, algunos verdaderos demonios ensotanados, encubridores de la abominable pederastia, en el nombre del Padre, el hijo… y el Espíritu Santo.