Medio Ambiente

El cavernícola que todos llevamos dentro

Publicado por
José Cárdenas

Rodrigo Navarro

 

 

 

 

La ignorancia suele engendrar más confianza que el conocimiento. Son quienes conocen poco, no los que conocen mucho, quienes aseveran de forma tajante que ni tal ni cual problemas serán jamás resueltos por la ciencia, escribió Carlos Darwin en El Origen del Hombre (1871).

“En este árbol de la humanidad, con todas nuestras ramas y diversidad, todos venimos de la misma raíz. Somos una misma familia, una misma tribu. Y aun así, gran parte del sufrimiento de este mundo se debe a que no recordamos esto y olvidamos cómo reconocernos a nosotros mismos en el otro”, expresó Barack Obama cuando conoció los huesos fósiles de Lucy (Australopithecus afarensis) el antepasado homínido más antiguo del hombre, 3.5 millones de años de antigüedad. El primero en caminar erguido. El Cambio Climático, que es cíclico, había cambiado la selva Africana a una estepa semiárida, hubo que bajarse de los árboles y cambiar de hábitos. En Etiopía permitieron al presidente norteamericano tocarlos con guantes.

Los primeros fósiles de seres primitivos fueron descubiertos tres años antes de que se publicara El Origen de las Especies de Charles Darwin (1859). Carl Fuhlrott encontró cerca de Düsseldorf unos huesos que los científicos de su época dijeron que eran los restos de un “idiota con artrosis”, existió mucha resistencia para aceptar que el hombre no tenía un origen divino. En realidad había descubierto al hombre de Neandertal, (Homo sapiens neanderthalensis) 230 mil años de antigüedad. En esa época no existían las redes sociales y los descubrimientos tardaban mucho tiempo para hacerse globales y corroborados o rechazados por otros expertos. Fue hasta 1963 que fueron clasificados como una especie de homínido.

Se supone que a medida que se realizan descubrimientos científicos y se obtienen más datos, las teorías científicas se van afinando y todo se hace más claro. Sin embrago, lo que respecta a la evolución del ser humano (Homo sapiens), el mono desnudo de Desmond Morris, se van enredando.

Un ejemplo perfecto de ello es el descubrimiento del Homo floresiensis conocido como el Hobbit o el Hombre de Flores, que es en realidad una mujer, fue descubierto en la isla de Flores en Indonesia. Con un metro de estatura como Lucy, cuyo nombre se lo puso su descubridor Donald Johanson en 1974 mientras escuchaba Lucy in the sky with diamonds de los Beatles, pero bastante inteligente para manejar herramientas y vivió hasta hace 18 mil años por lo que convivió con nuestros ancestros 20 mil años, pero sin mezclarse con ellos.

El homo sapiens apareció hace 100 mil años. En cambio los neardenthales si se mezclaron con nosotros. Los españoles tienen en 2% de su genética neardenthal. Igual al principio se negó la antigüedad del Hobbit y se decía que era un homínido con microcefalia, pero la genética demostró que no era así. Tanto el Neardenthal como el Hobbit no son predecesores nuestros sino de ramas diferentes de nuestra evolución.

Otro de los fósiles el Hombre de Atapuerca (España) u Homo antecesor, es el muy probable antecedente del Neardenthal. El sexo este mecanismo que permitió la evolución más rápida de las especies ayudó a que los Neardenthales y Homo se adaptaran a las circunstancias del paisaje cambiante al salir de África hace 50 mil años ya con capacidad de lenguaje, crear arte, adornos y símbolos.

El año pasado fue descubierto un fósil, un parte de una mandíbula con 5 dientes en el valle de Ledi Geraru en la región de Afar en Etiopía a 30 Km de Hadar en donde se encontró a Lucy. Se le llamó Ardipithecus kadabba de 2.8 millones de años de antigüedad ya usaba piedras afiladas para cortar carne y su cerebro era un poco más grande. Tenía parecido con Lucy pero por otro anticipaba rasgos únicos de lo Homo. Retrasaba el origen de estos unos 400 mil años, (Homo habilis) 2,4 millones de antigüedad. Faltan datos para saber si es un homínido u una especie intermedia relacionada pero ha sacudido y revuelto aún más el linaje de nuestra especie, creando enredos de familia.

Hace cinco días, 375 hombres de la elite de la ciencia mundial, entre los que se encuentra Stephen Hawking y Mario Molina, firmaron como Científicos Responsables enviaron una carta abierta reclamando a Donald Trump su posición respecto al Cambio Climático y alertando las consecuencias en política ambiental que tendrían los norteamericanos si votaran por él.

Generalmente son voces en el desierto que nadie escucha. Nosotros en Ocean Futures alertamos de las consecuencias ambientales que traería un gobierno de Peña Nieto y nadie hizo caso, nos tildaron incluso de Greenpeace (una especie de terroristas ambientales) por parte de los científicos con “derecho de piso” en el gobierno federal.

Trump ha dicho que “el cambio climático fue un concepto inventado por los chinos, para hacer no competitiva la industria de EU. Esta estupidez que tan cara le ha costado a nuestro país del CC, tiene que acabarse. El planeta se congela”. También ha amenazado sacar a los EU si gana de los acuerdos de Paris sobre CC. La disminución de las emisiones de EU 28% debajo de 2005 para el 2025 para no permitir subir la temperatura global del planeta más allá de 1,5ºC cosa que llegaremos a final de este año de seguir la tendencia actual.

“Al cancelar los acuerdos de Paris frenaremos el pago de los impuestos de los norteamericanos para financiar los programas de CG de la ONU”, declaró en mayo pasado en un  mitin de campaña.

No lo podemos permitir dicen en su carta los científicos, esas alegaciones son incompatibles con nuestra realidad. Nuestra huella humana está por todas partes: el aumento del nivel del mar, los patrones alterados de precipitación pluvial, el deshielo en el Ártico, la acidificación del océano, la desertificación, la desaparición de especies, la contaminación del aire y muchos otros aspectos del sistema climático. Los líderes de 190 países reconocieron el problema del CC y la firma del acuerdo es un pequeño pero histórico primer paso. El aumento de las temperaturas del planeta traería consecuencias catastróficas”, expresa la misiva.

No le daremos el control sobre la cantidad de energía  que utilizamos en nuestra tierra, en nuestro país a los “burócratas extranjeros”, ha dicho “el cavernícola” Trump.

Los intereses de los republicanos no están ocultos. Son también analfabetos científicos. Dice alguien que lleva 30 años estudiando el fenómeno atmosférico de la tierra primero en la NASA y luego en el Instituto de la Tierra de la Universidad de Columbia en NY, el Dr. James Hansen conocido como el padre del Calentamiento Global, CG. El primero que estudió el efecto invernadero.

El aumento a dos grados de la temperatura del planeta es altamente peligroso traerá como consecuencia una subida de 5 a 9 mts el nivel del mar y la mitad de la humanidad quedará bajo el agua. Dice un estudio publicado por él y otros 16 colegas.

Kevin Krajick editor en jefe de noticias del Instituto Tierra dice: la gente antepone su ideología política o su fe a la información real, a los datos científicos. Finalmente la gente lo creerá como consecuencia de  las intensas sequías e incendios que afectan la costa oeste de los EU y a las grandes tormentas que afecta la costa este. Esperemos no sea demasiado tarde.

Cuando Lucy murió su familia no se preocupó por enterrarla o llorarla, estaban ocupados en sobrevivir. El cerebro humano como los anillos de un árbol crece con la evolución desde 500 cc3 hasta 1,5 cc3 de los Homo sapiens actuales. Al fondo está el cerebro primitivo, el cerebro reptiliano no piensa ni tiene emociones, actúa por reflejos y homeostasis. Después viene el cerebro límbico responsable de nuestras emociones y en la corteza el neo córtex que nos caracteriza como sapiens, se encarga de nuestras ideas.

Los tres cerebros los utilizamos constantemente y aunque nos tildamos de sapiens, nuestros más primarios instintos están presentes: rituales de galanteo, ataque, caza, alimentación, demostración de poder, territorialidad y ambición. Muchas veces estos instintos ganan: el cavernícola que llevamos dentro. Salvo su mejor opinión.

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José Cárdenas